El
coro pétreo de la catedral de Santiago se realizó durante
la campaña constructiva dirigida por el Maestro Mateo hacia el
año 1200.
El clero capitular
se acomodaba en la sillería coral para la celebración de
las horas canónicas ocupando siempre el mismo sitio, según
su categoría. El obispo carecía de sitial al no tener obligación
de asistir al coro.
Esta singular sillería
coral se utilizó hasta que, siendo arzobispo de Santiago Juan Sanclemente,
se decide su derribo. El 20 de julio de 1599 el Cabildo acordó
suprimir la puerta de la cabecera para colocar en su lugar la silla arzobispal
y efectuar otras modificaciones para adecuar el coro a las disposiciones
del concilio de Trento. Tales reformas condujeron, finalmente, a derribar
el coro medieval a finales de 1603 y principios de 1604, sustituyéndolo
por otro de madera. Castellá Ferrer, testigo de su destrucción,
escribió: "se ha desecho el mas lindo Coro antiguo que
avía en España".
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