Estudios urbanos

Partir de los mundos de la vida o: ¿Qué es una "vida urbana buena"?

La etnóloga europea Beate Binder de la Universidad Humboldt de Berlín ha analizado críticamente en su proyecto de investigación las modalidades de trabajo de la Gerencia de Barrios.

Desde comienzos de los años noventa del siglo pasado existen en muchas grandes ciudades los denominados “Gerentes de Barrios”. Su misión es tomar las medidas necesarias para que mejoren las condiciones de habitabilidad y convivencia en las zonas urbanas con situaciones sociales problemáticas, se estabilice su situación económica y se logre una mayor identificación de los pobladores con su barrio. También se busca que la gente asuma mayores responsabilidades con su entorno urbano.

En el marco de proyecto de investigación "Mundos cercanos" (Nahwelten), la Dra. Beate Binder analizó, junto con estudiantes del Instituto de Etnología Europea de la Universidad Humboldt de Berlín, las modalidades de trabajo de la denominada "Gerencia de Barrios" (Quartiersmanagement) a la luz del caso del distrito Tiergarten-Süd. La investigación comenzó planteando algunas preguntas básicas: ¿Qué significado le atribuyen los distintos grupos sociales de un barrio a su entorno habitacional? ¿Con qué normas y valores aborda su trabajo la Gerencia de Barrios?

¿Qué la impulsó a realizar este proyecto?

Creo que la Gerencia de Barrios, como forma de intervención, es básicamente una buena iniciativa, pero me parece que aún sabemos demasiado poco sobre los barrios considerados como problemáticos. Apenas conocemos a las personas que habitan en ellos. Los barrios amparados por el programa fueron seleccionados sobre la base de datos estadísticos sobre la situación social respectiva, datos que dan lugar a un cuadro muy homogéneo. Aunque sin duda se trata de áreas en las que se concentran situaciones difíciles, ya el mero epíteto de "zona socialmente conflictiva" (sozialer Brennpunkt) supone una desvalorización de sus habitantes. Esto es problemático, porque no sabemos realmente qué es lo que pasa en esos lugares, qué clase de personas viven en ellos y con qué redes sociales cuentan. Eso es lo que nos ha interesado: por un lado las medidas adoptadas, y por otro los mundos de la vida.


TV-Symbol Todas las fotos del barrio han sido tomadas del proyecto de investigación "Mundos cercanos": el Tiergarten del Sur, Berlín, de la Dra. Beate Binder

¿Cuáles fueron sus conclusiones sobre las estructuras existentes, sobre la idea directriz asumida por la Gerencia de Barrios y sobre la forma en que la población asimiló el estigma de vivir en una "zona socialmente conflictiva"?

Lo que hemos descubierto es que tras la palabra 'zona socialmente conflictiva' se esconde un sofisticado entramado de formas de vida y participación muy diversas. La estructura es heterogénea y no uniforme como lo sugieren los datos de las estadísticas sobre la situación social. Tuvimos, sin embargo, el mismo problema que los gerentes de barrio, a saber, que el tiempo de que disponíamos no alcanzó para acceder a todos los grupos de la población. Es indudable que, en el fondo, la mayor parte de la gente que contactamos quería hacerse respetar y hacer que se respetase su forma de vida. Ésta no siempre cuadraba con las opiniones corrientes de lo que es una “vida normal”. Sin embargo, la vida de estas personas estaba estructurada de acuerdo con cierto orden y tenía una buena dosis de normalidad. Con ello no quiero negar que existan problemas sociales. Pero se debe tener en cuenta que no siempre la presencia de éstos significa que impere el caos. Eso es precisamente lo que sugiere, sin embargo, la imagen de una zona socialmente conflictiva: que en un lugar así no hay vida normal y que, por lo tanto, ésta debe ser restablecida.

¿Fueron tomados en cuenta estos aspectos en la idea directriz de la Gerencia de Barrios?

Si se observan los esfuerzos iniciales de los gerentes de barrios, se constatará que se hizo demasiado énfasis en políticas que implicaban una inversión económica, como, por ejemplo, en la colocación de bancos en los parques o en el embellecimiento de segmentos de algunas calles. Se descuidaron, en cambio, las posibilidades del trabajo asistencial, como la toma de contacto directo a través de conversaciones. Por otro lado, la Gerencia de Barrios es una medida a largo plazo, pues la creación de confianza requiere de tiempo. Nadie que haya sufrido durante toda su vida la experiencia de no ser deseado y necesitado en la sociedad podrá de la noche a la mañana mostrar interés por su barrio. Para eso se necesita tiempo.

¿Existen, a pesar de lo anterior, rasgos compartidos por los habitantes de un barrio, sitios de encuentro que pudieran ser utilizados por la Gerencia de Barrios en su trabajo?

Eso es hoy un problema fundamental de las ciudades: que los sitios para la comunicación se diversifican cada vez más y las personas no necesariamente tienen sus contactos más importantes en su entorno más inmediato. Y que conste que no son únicamente los inmigrantes quienes viven una vida que a la vez tiene lugar en Berlín y en otros lugares (por ejemplo, en su país de origen). Surgen espacios trasnacionales que no cuadran con los estereotipos de lo que es una sociedad. Eso vale igualmente para ciertos grupos pertenecientes a las clases superiores, que se trasladan continuamente de un lugar a otro y que pueden tener, o dejar de tener, su hogar en tres lugares diferentes a la vez.

Entre los objetivos buscados por la Gerencia de Barrios estaba una mejor identificación con el barrio y una mayor consciencia de la propia responsabilidad. ¿Se ha trabajado en eso, aunque sea parcialmente?

Aquí nos topamos con un problema fundamental. Se trata de parámetros no cuantificables. ¿Qué significa responsabilidad? ¿Con qué unidad nos gustaría medirla? Actualmente está en discusión la continuidad de este programa. Todo apunta hacia una reconducción del énfasis hacia objetivos económicos, aquellos que, por así decirlo, sean definibles con mayor nitidez: cómo hacer que la gente se ponga a trabajar, cómo crear pequeñas empresas, etc. Pero los factores sociales y débiles como el compromiso y la responsabilidad son difíciles de medir, y a menudo no está claro cuán eficientes sean en detalle las medidas que se adoptan en ese sentido. Eso requeriría de muchos más estudios etnográficos serios. Si, por ejemplo, conociéramos mejor cómo se organiza la vida bajo condiciones de marginación social o supiéramos más sobre estrategias individuales de autogestión y sobre el funcionamiento de las redes sociales, dispondríamos de mejores criterios para aplicar políticas de incentivos.

¿Es entonces la Gerencia de Barrios un modelo utópico que habría que abandonar?

Algunos proyectos de este programa han sido plenamente exitosos; así sucedió, por ejemplo, con el "Palacio Social" (Sozialpalast), un gigantesco complejo de apartamentos de alquiler situado en el distrito de Schöneberg, cuyas condiciones de habitabilidad y de vida fueron mejorados por los inquilinos con ayuda de la Gerencia de Barrios. Hay ámbitos en los que la Gerencia de Barrios ha funcionado tan bien, que las distintas responsabilidades pudieron ser devueltas a los vecinos. Mucho depende de la fantasía y de la capacidad de comprensión de los actores involucrados; también influye el que un condominio esté dispuesto a dejarse convencer de la necesidad adoptar otros procedimientos. Al comienzo se tomaron muy poco en cuenta las estructuras existentes en los distintos ámbitos. Frecuentemente el trabajo en los barrios —que en Berlín, por ejemplo, había sido realizado durante muchos años por asociaciones de vecinos muy dinámicas— estaba tan marcado por los objetivos de la asociación respectiva, que no podía responder realmente a las plurales necesidades de la población. También escaseaban en muchos casos los gerentes de barrios con experiencia de migraciones en sus propias familias. Finalmente, se dio a menudo el problema de que ciertas concepciones características de la clase media acerca de lo que debía ser "una buena vida en la ciudad" eran convertidas irreflexivamente en modelo para el trabajo individual. Eso hizo que se obviaran las normas y los valores que algunos grupos sociales habían desarrollado y expresado en distintos escenarios durante mucho tiempo. Y esas normas y valores no se pueden pasar por alto bajo ningún concepto.

Bibliografía sobre el tema

Jens Adam "Kaum noch normale Berliner". Stadtethnologische Erkundungen in einem "sozialen Problemquartier". Editorial Lit. (Colección: Berliner Ethnographische Studien. Kulturwissenschaftlich-ethnologische Untersuchungen zu Alltagsgeschichte, Alltagskultur und Alltagswelten, Bd. 8), 2005

Peter Niedermüller (ed.) Soziale Brennpunkte sehen? Berliner Blätter: Ethnographische und ethnologische Beiträge Número especial 32/2004

Beate Binder (ed.) Nahwelten - Tiergarten-Süd, Berlin - Zur Produktion von Lokalität in einer spätmodernen Stadt Berliner Blätter. Berliner Blätter: Ethnographische und ethnologische Beiträge Número especial 28/2002

Estas tres publicaciones han aparecido en la editorial Lit (www.lit-verlag.de)

La entrevista fue realizada por Sabine Pahlke-Grygier.

La Dra. Beate Binder es profesora asistente en el Instituto de Etnología Europea de la Universidad Humboldt de Berlín. Una de sus principales áreas de trabajo es la etnología urbana, y, dentro de ésta, los procesos de transformación que han tenido lugar en Berlín desde 1989/90. Al respecto, ha llevado a cabo en los años 2000 y 2001 investigaciones empíricas en una de las zonas de Berlín asesoradas por la Gerencia de Barrios. Otras de sus áreas de interés son la Política del Recuerdo y la Investigación de Géneros.

Traducción: Fabio Morales

Copyright: Goethe-Institut, redacción online

Mayo de 2006

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