Entrevista a Mario Pacheco,
director de Nuevos Medios
"La próxima generación debe ser de músicos
completos y muy flamencos, criados tanto con grabaciones de Ramón Montoya,
como trabajando con Benavent o Paco de Lucía"
Silvia Calado Olivo. Madrid, mayo de 2002
Aunque la movida concentraba toda la atención
en el panorama musical español de principios de los ochenta, otra movida
se fraguaba en el ambiente flamenco. El género estaba, por aquella fecha,
viviendo extremos: "Desacreditado o mitificado intelectualmente". Mario
Pacheco, fotógrafo que había tomado contacto con el flamenco en
portadas de discos y en el ambiente mismo, explica que, por un lado, "ya
había pasado la racha del flamenco pop de primeros de los setenta, nuestro
antecedente, con todas las producciones de Ricardo Pachón y José
Luis de Carlos con Las Grecas, Manzanita, Lole y Manuel... y no lo había
tratado bien nadie, ni la prensa, ni las compañías". Y, por
otro lado, "también languidecía la onda mairenera de producciones.
Todavía había festivales y ahí estaban cantaores de esa época
del flamenco con mensaje, esa visión izquierdista del flamenco que habían
trabajado desde los años sesenta Caballero Bonald o Blas Vega". Entre
un lado, en el que "las discográficas no habían profundizado",
y el otro, "en el que el trabajo de los folcloristas y los izquierdistas
se iba haciendo un poco pesado", había una vía inexplorada:
"La conexión entre el mundo de la música pop y el flamenco".
Y fue el hueco que vino a cubrir la discográfica Nuevos Medios hace ya
veinte años.
Mario Pacheco (Foto: Daniel Muñoz)
Nuevos Medios se encontraba con todo un
nicho de mercado por explotar...
Nosotros tratábamos de establecer la
conexión entre el mundo de la música pop, donde no es que fuéramos
ni líderes ni inventores ni figuras, con el flamenco. Había gente
capacitada para hacerlo porque eran verdaderos hippies como Camarón o Morente
o Paco
de Lucía, pero tampoco les entraba muy bien en la cabeza. A los primeros
que le entró en la cabeza fue a Pepe
Habichuela y a Ricardo Pachón e, inmediatamente, empezamos a dar salida
a sus cosas, pues siempre tenían problemas con las grandes y era otro tipo
de rollo. Cuando ya hubo una coincidencia total de visión y de objetivo,
fue con los más jóvenes... Pata Negra, Ketama
y Riqueni. Ahí ya sí que, sin hablarlo mucho, todo el mundo estaba
de acuerdo en lo que había que hacer en el flamenco.
No todos lo entendieron, ¿no?
Sobre todo, los medios. Con el público,
no había problema y eso que hacíamos cosas rarísimas. Las
primeras actuaciones de Ketama fueron con un grupo inglés de la onda de
Manchester, Pepe Habichuela actuó en la plaza de toros de Marbella con
New Order... que son cosas inimaginables. Como era la época del techno
indie este y los Smith y eso... El público se lo tragaba, pero los
medios no. Y los músicos tampoco tanto. No estaba tan preparado nadie,
ni nosotros. Profesionalmente, ni los músicos ni los productores sabíamos
qué había que hacer. Y era lo bonito porque entonces inventabas
cosas. La crítica siempre iba por detrás. Incluso la crítica
de flamenco que más o menos es santa, les daban palos: en Jerez porque
venían de Madrid. Hasta Camarón tuvo mala prensa en aquel tiempo.
¿Y cómo reaccionaba el artista
ante tan inhóspito panorama?
Yo en el mundo del flamenco no lo vi tan mal
porque cada uno iba a su aire. Morente se defendía muy bien en ese terreno
y se retroalimentaba... aunque le daban unos palos acojonantes. Mucho más
que a Camarón. Y él los buscaba porque hacía cosas raras
y espectáculos atrevidos. Pero le venía muy bien, o sea, le motivaba
que le pusiera verde tal crítico o que le dijeran vade retro, Marchena
es el demonio... y él lo defendía. Luego de repente, no sé
cuándo, cambió totalmente y todo era facilísimo, todo el
mundo quería sacarlos en televisión y todo era excesivamente fácil.
Todos los discos eran buenos, son artistas geniales, internacionales, mundiales,
hay qué ver cómo se baila... Desde hace cinco años para acá,
todo son flores.
¿Cuáles son las razones de
ese cambio?
Pues porque como no hay opinión,
la gente se guía por modas. Primero, no y después, sí. Siempre
son dos o tres las honrosas excepciones que han opinado de algo, los demás,
está de moda, pues está de moda. De repente, estaba bien visto,
coincidieron muchas cosas. Era políticamente correcto para todo el rollo
este de los ayuntamientos y las subvenciones, era como propio y de raíz
y a la vez marginal y a la vez como world mestizo. Y todo esto y ¡plas!,
se lo vendimos.
Mario Pacheco (Foto: Daniel Muñoz)
¿Qué relación mantiene la compañía
con los artistas?
Varía mucho dependiendo del tipo de
artista porque no es lo mismo un disco del principio de Ketama o de Ray Heredia
porque, como son canciones, hay mucho de qué hablar. Con un disco de Carles
Benavent hay menos de qué hablar. Tiene su música y, en general,
yo opino cuando soy el productor. Cuando no soy productor ni coproductor, que
me haga el trabajo el otro, concretas cuándo te lo traen y si te parece
bien o no. También piensas que realmente te gusta, crees en él y
sabes que tiene las mismas limitaciones que tú. Y dices, bueno, vamos a
tomárnoslo tranquilamente y que pase el tiempo y que salgan las cosas.
Te das cuenta perfectamente de los detalles de inmadurez, pero tampoco le vas
a amargar la vida. De todas formas, hay bastante más diálogo y polémica
que en una compañía de discos normal o, al menos, una relación
más directa. No tienen que hacer tanta cola para hablar conmigo sino que,
más o menos, las cosas se comunican rápido y se está bastante
al tanto del producto. Casi nunca hemos tenido que imponer mucho porque, más
o menos, todos teníamos el mismo objetivo y estábamos muy en plan
de aprender unos de otros.
¿No estaba más claro a quién
fichar en los inicios que actualmente?
En aquel momento, fichábamos
a quien queríamos porque no grababa nadie a nadie. Ahora no se sabe...
la cosa ha cambiado. No tienes a nadie a quien fichar porque están todos
fichados. O van con una compañía de baile y les importa poco hacer
un disco porque tienen la vida solucionada. Ahora es más difícil.
¿Cuál es el perfil por el
que podéis apostar?
Después de ver que el flamenco pop
está inventado, que será más difícil que haya generaciones
tan innovadoras como las de Lole y Manuel, Camarón, Morente
y Manzanita, o la de Ray Heredia, Ketama, Rafael Riqueni y Pata Negra. Hay inventado
un sonido, una onda y hay un público. En el flamenco pop está todo
en el terreno de lanzar al artista, pero el estilo y el sonido está ya
inventado, no es como antes que ibas inventando sobre la marcha un tipo de música.
Como eso está inventado, y ya es cuestión de gastarte dinero en
lanzamiento, nosotros hemos tirado por un lado, por la dirección más
musical del flamenco. Pensamos que la próxima generación debe ser
de músicos completos y muy flamencos, músicos criados tanto oyendo
grabaciones antiguas de Ramón Montoya, como trabajando con Benavent o Paco
de Lucía como puede ser Diego Amador. O bien por el trabajo de los músicos,
por ahí queremos ensanchar. Un disco como el de Pepe Habichuela y los Bollywood
Strings es una aventura. Esa es nuestra dirección, muy musical, como la
de Pepe o la de Diego... hasta Diego
Carrasco, pues tampoco es cante, son todo elaboraciones sobre el compás
y su rollo y su punto.
La clave está en el presupuesto...
Tenemos que evitar productos que requieran
un lanzamiento caro. Si es un niño muy gracioso que canta muy bien, pero
hay que gastarse ocho millones de pesetas en Cadena Dial, pues que lo grabe otro
que los tenga.
¿Cuál es la actitud del artista
respecto al estudio?
Normalmente, el artista gana más dinero
de las actuaciones que de los discos. Los discos les valen para tener un sitio
y que le contraten. Y sí, afortunadamente, les va muy bien.
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