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Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S.

Resumen

 

Tomo I

I. La lucha por la creación del Partido Obrero Socialdemócrata en Rusia (1883-1901) 

El Partido Obrero Social Demócrata marxista de Rusia surgió, en primer lugar, de la lucha contra el populismo, contra sus ideas falsas y nocivas para la causa de la revolución.

Sólo destruyendo ideológicamente las concepciones de los populistas podía prepararse el terreno para la creación del Partido obrero marxista en Rusia. Plejanov y su grupo "Emancipación del Trabajo" asestaron un golpe decisivo al populismo en la década del 80 del siglo pasado.

En la década del 90, Lenin remató el aplastamiento ideológico del populismo y acabó con el.

El grupo "Emancipación del Trabajo", fundado en 1883, realizó una gran labor de difusión del marxismo en Rusia, echó los cimientos teóricos de la socialdemocracia y dio el primer paso para salir al encuentro del movimiento obrero.

Con el desarrollo del capitalismo en Rusia, creció rápidamente el contingente del proletariado industrial. A mediados de la década del 80, la clase obrera comenzó a marchar por la senda de la lucha organizada, por la senda de la actuación de masas y bajo la forma de huelgas organizadas. Pero los círculos y grupos marxistas sólo se ocupaban de propaganda, sin comprender bien la conveniencia de pasar a la labor de agitación de masas dentro de la clase obrera, por cuya razón no se hallaban aún en contacto práctico con el movimiento obrero, no lo dirigían.

La "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera", creada por Lenin en Petersburgo en el año 1895, que desplegó una labor de agitación de masas entre los obreros y dirigió huelgas de masas, representaba una nueva etapa, el paso a la agitación de masas entre los obreros y a la fusión del marxismo con el movimiento obrero. Esta "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera" fue el primer germen del partido obrero revolucionario en Rusia. Siguiendo las huellas de la "Unión de lucha" de Petersburgo, se crearon organizaciones marxistas en todos los principales centros industriales de Rusia y en las nacionalidades enclavadas en la periferia.

En 1898 se hizo el primer intento, que no prosperó, de unificar las organizaciones socialdemócratas marxistas en un partido, reuniéndose el primer Congreso del P.O.S.D.R. Pero este Congreso no logró crear todavía el Partido: no existía programa ni estatutos del Partido, ni centro único de dirección, ni casi ningún enlace entre los distintos círculos y grupos marxistas.

Para unir y enlazar entre sí las organizaciones marxistas dispersas, formando un partido único, Lenin concibió y realizó el plan de creación del primer periódico revolucionario marxista para toda Rusia: la "Iskra".

Los principales adversarios de la creación de un partido político obrero único eran, en este periodo, los "economistas". Estos negaban la necesidad de semejante partido. Apoyaban la dispersión y la labor a la manera artesana y el mal de círculos aislados. Contra ellos, precisamente, era contra quienes dirigían sus golpes Lenin y la "Iskra", creada por él.

La aparición de los primeros números de la "Iskra" (1900-1901) representó el paso al nuevo periodo, al periodo de la verdadera creación, a base de los grupos y círculos dispersos, del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia.

II. Formación del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia. En el Partido surgen dos fracciones: la bolshevique y la menshevique (1901-1904) 

Durante los años de 1901 a 1904, crecieron y se fortalecieron, en Rusia, sobre la base del auge del movimiento obrero revolucionario, las organizaciones socialdemócratas marxistas. Mediante una lucha tenaz de principios contra los "economistas", triunfó la línea revolucionaria leninista de la "Iskra" y se superaron la dispersión ideológica y la labor a la "manera artesana".

La "Iskra" sirvió de lazo de unión entre los círculos y grupos socialdemócratas dispersos, y preparó el II Congreso del Partido. En este Congreso, celebrado en 1903, se formó el Partido Obrero Social Demócrata de Rusia, fueron aprobados el programa y los estatutos del Partido, y se crearon los organismos centrales de éste.

En la lucha entablada en el II Congreso por el triunfo definitivo de la línea de la "Iskra" manifestáronse dentro del P.O.S.D.R. dos grupos, el de los bolsheviques y el de los mensheviques.

Las principales discrepancias existentes entre los bolsheviques y los mensheviques, después del II Congreso, versaban sobre los problemas de organización.

Los mensheviques se aproximaron a los "economistas" y vinieron a ocupar el puesto de éstos en el Partido. Por el momento, el oportunismo de los mensheviques se manifestó en el terreno de los problemas de organización. Los mesheviques eran contrarios a un partido revolucionario combativo de tipo leninista. Abogaban por un partido informe, no organizado, que fuera a la zaga de los acontecimientos. Siguieron una línea escisionista dentro del Partido. Con ayuda de Plejanov, se apoderaron de la "Iskra" y del C. C., valiéndose de estas posiciones centrales para sus fines escisionistas.

Ante la amenaza de una escisión por parte de los mensheviques, los bolsheviques tomaron medidas para cerrar el paso a los escisionistas, movilizaron a las organizaciones de base en pro de la convocatoria del III Congreso y editaron un periódico propio, titulado "Vperiod".

Por tanto, en vísperas de la primera revolución rusa y ya en los comienzos de la guerra ruso-japonesa, los bolsheviques y los mensheviques aparecían como dos grupos políticos independientes el uno del otro.

III. Los mensheviques y los bolsheviques en el periodo de la guerra ruso-japonesa y de la primera Revolución Rusa (1904-1907) 

La primera revolución rusa representa toda una etapa histórica en el desarrollo de Rusia. Esta etapa histórica consta de dos periodos. En el primer periodo, la revolución, aprovechándose del quebrantamiento del régimen zarista, derrotado en los campos de Manchuria, sigue su marcha ascendente y pasa de la huelga general de carácter político, en octubre, a la insurrección armada; en diciembre, barre la Duma buliguiniana y arranca al zar una concesión tras otra. En el segundo periodo, el zar, después de rehacerse, gracias a la firma de la paz con el Japón, se aprovecha del miedo de la burguesía liberal a la revolución y de las vacilaciones de los campesinos, les echa a éstos como una limosna la Duma de Witte y pasa a la ofensiva contra la clase obrera y la revolución.

Los tres años que, sobre poco más o menos, duró la revolución (1905 a 1907) fueron, para la clase obrera y los campesinos, una escuela tan fecunda de educación política como no hubieran podido serlo treinta años de evolución pacífica y normal. Lo que no habían conseguido hacer ver decenas y decenas de años de desarrollo pacífico, lo hicieron ver claramente esos pocos años de revolución.

La revolución puso de manifiesto que el zarismo era el enemigo jurado del pueblo, un mal que sólo podía curarse con la tumba.

La revolución enseñó que la burguesía liberal no buscaba su aliado en el pueblo, sino en el zar; que era una fuerza contrarrevolucionaria; y que el pactar con ella equivalía a traicionar al pueblo. La revolución enseñó que el jefe de la revolución democráticoburguesa sólo podía serlo la clase obrera, que sólo ella era capaz de desalojar a la burguesía liberal, a los kadetes, de emancipar a los campesinos de su influencia, de aplastar a los terratenientes, de llevar a término la revolución y de allanar el camino hacia el socialismo.

La revolución enseñó, finalmente, que pese a sus vacilaciones, los campesinos trabajadores son la única fuerza importante capaz de aliarse a la clase obrera.

Durante la revolución lucharon dentro del P.O.S.D.R. dos líneas políticas: la de los bolsheviques y la de los mensheviques. Los bolsheviques ponían rumbo al desencadenamiento de la revolución, al derrocamiento del zarismo por la vía de la insurrección armada, a la hegemonía de la clase obrera, al aislamiento de la burguesía kadete, a la alianza con los campesinos, a la formación de un gobierno provisional revolucionario con representantes de los obreros y los campesinos, al desarrollo de la revolución hasta la victoria final. Por el contrario, el derrotero que seguían los mensheviques era el del estrangulamiento de la revolución. En vez del derrocamiento del zarismo mediante la insurrección, preconizaban su reforma y "mejoramiento"; en vez de la hegemonía del proletariado, la hegemonía de la burguesía liberal; en vez de la alianza con los campesinos, la alianza con la burguesía kadete; en vez de un gobierno provisional revolucionario, la Duma, como centro de las "fuerzas revolucionarias" del país.

Así fue como los mensheviques se hundieron en la charca del reformismo, convirtiéndose en vehículo de la influencia burguesa sobre la clase obrera y pasando a ser, de hecho, agentes de la burguesía en el campo proletario.

Los bolsheviques demostraron ser la única fuerza marxista revolucionaria que había en el Partido y en el país.

Como es lógico, después de producirse discrepancias tan graves, el P.O.S.D.R. apareció, de hecho, escindido en dos partidos, el partido bolshevique y el partido menshevique. El IV Congreso no hizo cambiar en nada la situación de hecho existente dentro del Partido. No hizo más que mantener y afianzar un poco su unidad formal. El V Congreso representó un paso de avance en el sentido de la unificación efectiva del Partido, unificación que, además, se llevó a efecto bajo la bandera bolshevique.

Haciendo el balance del movimiento revolucionario, el V Congreso del Partido condenó la línea menshevique, como una línea reformista, y aprobó la línea bolshevique, como la línea marxista revolucionaria. Con esto confirmó, una vez más, lo que había sido ya confirmado por toda la marcha de la primera revolución rusa.

La revolución puso de manifiesto que los bolsheviques saben avanzar, cuando así lo exige la situación, y que han aprendido a avanzar en vanguardia llevando con ellos el pueblo al asalto. Pero puso de relieve, asimismo, que los bolsheviques saben también replegarse ordenadamente, cuando la situación toma un carácter desfavorable, cuando la revolución declina, y han aprendido a replegarse certeramente, sin pánico y sin precipitación, para mantener indemnes sus cuadros, acumular fuerzas y, después de rehacerse con arreglo a la nueva situación, lanzarse de nuevo al ataque contra el enemigo.

No es posible vencer al enemigo, si no se sabe atacar certeramente.

No es posible evitar un descalabro en caso de derrota, si no se sabe retroceder certeramente, replegándose sin pánico y en perfecto orden.

IV. Los mensheviques y los bolsheviques durante el periodo de la reacción stolypiniana. Los bolsheviques pasan a formar un partido marxista independiente (1908-1912) 

Los años de 1908 a 1912 fueron un periodo dificilísimo para la actuación revolucionaria. Después de la derrota de la revolución, bajo las condiciones del descenso del movimiento revolucionario y del cansancio de las masas, los bolsheviques cambiaron de táctica y pasaron de la lucha abierta contra el zarismo a la lucha por medios indirectos. Bajo las duras condiciones de la reacción stolypiniana, los bolsheviques aprovecharon las más pequeñas posibilidades legales para mantener el enlace con las masas (desde las mutualidades obreras y los sindicatos hasta la tribuna de la Duma) y acumulaban incansablemente fuerzas para el nuevo auge del movimiento revolucionario.

En la dura situación creada por la derrota de la revolución, por el derrumbamiento de las corrientes de oposición, el desengaño en punto a la revolución y la acentuación de los ataques revisionistas de una serie de intelectuales desertores del Partido (Bogdanov, Basarov, etc.) contra los fundamentos teóricos de éste, los bolsheviques acreditaron ser la única fuerza dentro del Partido que no plegaba su bandera, que se mantenía leal a su programa y rechazaba los ataques de los "críticos" de la teoría marxista (libro de Lenin "Materialismo y Empiriocriticismo"). El temple ideológico marxista-leninista y su capacidad para comprender las perspectivas de la revolución ayudaron al núcleo fundamental de los bolsheviques, estrechamente agrupados en torno a Lenin, a defender la causa del Partido y sus principios revolucionarios. "No en vano dicen de nosotros que somos firmes como la roca", escribía Lenin, hablando de los bolsheviques.

Durante este periodo, los mensheviques van alejándose cada vez más de la revolución. Se convierten en liquidadores, exigen la liquidación, la destrucción del Partido clandestino, revolucionario, del proletariado, se apartan cada vez más abiertamente del programa del Partido y de sus tareas y consignas revolucionarias, e intentan organizar su propio partido, un partido reformista, que los obreros bautizan con el nombre de "partido obrero stolypiniano". Trotski ayuda a los liquidadores, cubriéndose farisaicamente con la consigna de la "unidad del partido", que significaba, en realidad, la unidad con los liquidadores.

De otra parte, un grupo de bolsheviques, incapaces de comprender la necesidad de dar un viraje hacia nuevos métodos, hacia métodos indirectos de lucha contra el zarismo, exige que se renuncie a la utilización de las posibilidades legales y que se retiren los diputados obreros de la Duma. Este grupo, el de los "otsovistas", empuja al Partido a romper sus enlaces con las masas, entorpece la concentración de fuerzas para el nuevo avance de la revolución. Disfrazándose con frases "izquierdistas", renuncia, en realidad, a la lucha revolucionaria, ni más ni menos que los liquidadores.

Liquidadores y "otsovistas" se unen contra Lenin en bloque, el Bloque de Agosto, organizado por Trotski.

Los bolsheviques triunfan en la lucha contra los liquidadores y los "otsovistas", en la lucha contra el Bloque de Agosto y defienden con éxito al Partido proletario clandestino.

El acontecimiento más importante de este periodo es la Conferencia de Praga del P.O.S.D.R. (enero de 1912). En esta Conferencia fueron expulsados del Partido los mensheviques y se acabó para siempre con la convivencia formal de bolsheviques y mensheviques en un solo partido. Los bolsheviques dejaron de ser un grupo político para formar un partido independiente: el Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (bolshevique). La Conferencia de Praga puso los cimientos para un partido de nuevo tipo, para el Partido del Leninismo, para el Partido bolshevique.

La depuración del Partido proletario mediante la eliminación de los oportunistas, de los mensheviques, llevada a cabo por la Conferencia de Praga, tuvo una grande y decisiva importancia para el futuro desarrollo del Partido y de la revolución. Si los bolshevique no hubiesen expulsado del Partido a los traidores a la causa obrera, a los oportunistas mensheviques, el Partido proletario no hubiera podido conducir las masas a la conquista de la dictadura del proletariado en el año 1917.

V. El Partido Bolshevique durante los años de auge del movimiento obrero, que precedieron a la primera guerra imperialista (1912-1914) 

Durante los años del nuevo auge revolucionario (1912 a 1914), el Partido bolshevique se puso al frente del movimiento obrero y lo condujo, bajo las consignas bolsheviques, hacia la nueva revolución. El Partido supo combinar el trabajo clandestino con el trabajo legal. Venciendo la resistencia de los liquidadores y de sus amigos, los trotskistas y los "otsovistas", se apoderó de todas las formas del movimiento legal y convirtió las organizaciones legales en puntos de resistencia para su actuación revolucionaria.

Luchando contra los enemigos de la clase obrera y contra sus agentes dentro del movimiento proletario, el Partido reforzó sus filas y acrecentó sus vínculos con la clase obrera. Valiéndose ampliamente de la tribuna de la Duma para la agitación revolucionaria y fundando un magnífico periódico obrero de masas, la "Pravda", el Partido educó a una nueva generación de obreros revolucionarios, la generación de los "pravdistas". Esta promoción de obreros se mantuvo, durante los años de la guerra imperialista, fiel a la bandera del internacionalismo y de la revolución proletaria. Más tarde, constituyó el núcleo del Partido bolshevique en las jornadas de la Revolución de Octubre de 1917.

En vísperas de la guerra imperialista, el Partido bolshevique dirigía las acciones revolucionarias de la clase obrera. Estas acciones eran combates de avanzada, a los que puso fin la guerra imperialista, pero que fueron reanudados tres años más tarde para el derrocamiento del zarismo. El Partido bolshevique entraba en la dura etapa de la guerra imperialista con las banderas del internacionalismo proletario desplegadas.

VI. El Partido Bolshevique durante el periodo de la guerra imperialista. La segunda Revolución en Rusia (1914-marzo de 1917) 

La guerra imperialista estalló como consecuencia de la desigualdad de desarrollo de los países capitalistas, como consecuencia de la ruptura del equilibrio entre las principales potencias, como consecuencia de la necesidad en que se veían los imperialistas de proceder a un nuevo reparto del mundo por medio de la guerra y de crear un nuevo equilibrio de fuerzas.

La guerra no habría adquirido un carácter tan desastroso, y hasta es probable que no hubiera llegado a tomar tales proporciones, si los partidos de la Segunda Internacional no hubiesen traicionado la causa de la clase obrera, si no hubiesen infringido los acuerdos de los congresos de la Segunda Internacional contra la guerra, si se hubiesen decidido a proceder activamente y poner en pie a la clase obrera contra sus propios gobiernos imperialistas, contra los incendiarios de la guerra.

El Partido bolshevique fue el único partido proletario que se mantuvo fiel a la causa del socialismo y del internacionalismo, organizando la guerra civil contra su propio gobierno imperialista. Todos los demás partidos de la Segunda Internacional, vinculados con la burguesía a través de su grupo dirigente, resultaron estar entregados de pies y manos al imperialismo, desertaron al campo de los imperialistas.

La guerra, reflejo de la crisis general del capitalismo, agudizó esta crisis y debilitó al capitalismo mundial. Los obreros de Rusia y el Partido bolshevique fueron los primeros del mundo que supieron aprovechar eficazmente la debilidad del capitalismo para romper el frente imperialista, derribar al zar y crear los Soviets de diputados obreros y soldados.

Las grandes masas de la pequeña burguesía, de los soldados e incluso de los obreros, embriagadas por los primeros éxitos de la revolución y confiadas en las seguridades que les deban los mensheviques y socialrevolucionarios de que en adelante todo marcharía bien, se dejaron llevar de la confianza en el Gobierno provisional, apoyaron a éste.

Ante el Partido bolshevique se planteaba la tarea de explicar a las masas de obreros y soldados, embriagadas por los primero éxitos, que aun había un largo trecho que recorrer hasta el triunfo total de la revolución, que mientras el Poder se hallase en manos de los Gobierno provisional de la burguesía y mandasen en los Soviets los oportunistas, los mensheviques y socialrevolucionarios, el pueblo no obtendría la paz, ni la tierra ni el pan; que, para que la victoria fuese completa, era necesario dar un paso más hacia adelante y entregar el Poder a los Soviets.

Tomo II

VII. El Partido Bolshevique durante el periodo de preparación y realización de la Revolución Socialista de Octubre (Abril 1917-1918) 

Durante los ocho meses que van desde febrero a octubre de 1917, el Partido bolshevique realiza una dificilísima labor: conquista la mayoría de la clase obrera y, dentro de los Soviets, atrae al lado de la Revolución Socialista a millones de campesinos. Arranca a estas masas a la influencia de los partidos pequeño-burgueses (socialrevolucionarios, mensheviques, anarquistas) y va desenmascarando paso a paso, la política de estos partidos, dirigida contra los intereses de los trabajadores. El Partido bolshevique despliega una labor política gigantesca en el frente y en la retaguardia, preparando a las masas para la Revolución Socialista de Octubre.

Los momentos decisivos en la historia del Partido bolshevique durante este periodo, fueron: la llegada de Lenin de la emigración, sus Tesis de Abril, la Conferencia de Abril del Partido y el VI Congreso de éste. Los acuerdos del Partido infundieron a la clase obrera fuerza y seguridad en el triunfo y le dieron soluciones para los problemas más importantes de la Revolución. La Conferencia de Abril encaminó al Partido hacia la lucha por el paso de la revolución democráticoburguesa a la revolución socialista. El VI Congreso orientó al Partido hacia la insurrección armada contra la burguesía y su gobierno provisional.

Los partidos oportunistas, socialrevolucionarios y mensheviques, anarquistas y demás partidos no comunistas, coronaron su trayectoria: todos ellos se convirtieron, ya antes de la Revolución de Octubre en partidos burgueses, defendiendo la integridad y la conservación del régimen capitalista. Sólo el Partido bolshevique dirigió a las masas en su lucha por el derrocamiento de la burguesía y la instauración del Poder de los Soviets.

Al mismo tiempo, los bolsheviques aplastaron los intentos de los capituladores dentro del partido, los intentos de Zinoviev, Kamenev, Rykov, Bujarin, Trotski, Piatakov y otros de desviar al Partido del camino de la Revolución Socialista.

La clase obrera, dirigida por el Partido bolshevique, aliada a los campesinos pobres y apoyada por los soldados y marinos, derribó el Poder de la burguesía, instauró el Poder de los Soviets, fundó un nuevo tipo de Estado, el Estado soviético socialista, abolió la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, entregó ésta en disfrute a los campesinos, nacionalizó toda la tierra del país, expropió a los capitalistas, puso término a la guerra conquistando la paz, obtuvo la necesaria tregua y creó con ello las condiciones indispensables para el desarrollo de la construcción socialista.

La Revolución Socialista de Octubre destruyó el capitalismo, arrebató a la burguesía los medios de producción y convirtió las fábricas y empresas industriales, la tierra, los ferrocarriles y los bancos en propiedad de todo el pueblo, en propiedad social.

Instauró la dictadura del proletariado y entregó la dirección de un inmenso Estado a la clase obrera, convirtiéndola con ello en clase dominante.

Con esto, la Revolución Socialista de Octubre abre en la historia de la Humanidad una nueva era, la era de las revoluciones proletarias.

VIII. El Partido Bolshevique durante el periodo de la intervención militar extranjera y de la guerra civil (1918-1920)

Los terratenientes y capitalistas, derrotados por la Revolución de Octubre, en unión de los generales blancos se confabularon a expensas de los intereses de su patria, con los gobiernos de los países de la Entente para desencadenar una agresión militar conjunta contra al país de los Soviets y derrocar el Poder Soviético. Sobre estas bases se organizó la intervención armada de la Entente y la sublevación de los guardias blancos en la periferia de Rusia, a consecuencia de las cuales el País Soviético quedó aislado de sus centros de aprovisionamiento y de sus bases de materias primas.

La derrota militar de Alemania y la liquidación de la guerra de las dos coaliciones imperialistas de Europa condujeron al fortalecimiento de la Entente y al recrudecimiento de la intervención, creando nuevas dificultades al país de los Soviets.

En cambio, la revolución en Alemania y el movimiento revolucionario iniciado en los países de Europa crearon una situación internacional favorable para el Poder Soviético y aliviaron la situación del país de los Soviets.

El Partido bolshevique puso en pie a los obreros y a los campesinos para la guerra de salvación de la Patria, contra los anexionistas extranjeros y los guardias blancos burgueses y terratenientes. La República Soviética y su Ejército Rojo fueron aplastando una tras otra a todas las criaturas de la Entente: Kolchak, Yudenich, Denikin, Krasnov y Wrangel, y arrojaron de Ucrania y Bielorrusia a otra más, a Pilsudski, rechazando con ello la intervención armada extranjera y limpiando de tropas intervencionistas todo el territorio soviético.

Por tanto, la primera agresión armada del capital internacional contra el país del socialismo terminó con una bancarrota completa de aquel.

Los partidos derrotados por la revolución, los socialrevolucionarios, los mensheviques, los anarquistas, los nacionalistas, apoyaron durante el periodo de la intervención armada a los generales blancos y a los intervencionistas, organizaron complots contrarrevolucionarios contra la República de los Soviets y actos de terrorismo contra los militantes soviéticos. Estos partidos, que antes de la Revolución de Octubre habían llegado a tener cierta influencia entre la clase obrera, durante el periodo de la guerra civil quedaron completamente desenmascarados a los ojos de las masas del pueblo como partidos contrarrevolucionarios.

El periodo de la guerra civil y de la intervención armada marca el hundimiento político de estos partidos y el triunfo definitivo del Partido Comunista en el País Soviético.

IX. El Partido Bolshevique durante el periodo de transición a la labor pacífica de restauración de la economía nacional (1921-1925) 

Los años de transición a la labor pacífica de restauración de la Economía nacional son uno de los periodos de mayor responsabilidad en la historia del Partido bolshevique. En una tensa situación, el Partido supo llevar a cabo el difícil viraje de la política del comunismo de guerra a la nueva política económica. El Partido fortaleció la alianza entre los obreros y los campesinos sobre una nueva base económica. Fue fundada la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Por el camino de la nueva política económica, se lograron éxitos decisivos en punto a la restauración de la Economía nacional. El país de los Soviets recorrió con éxito la etapa de restauración en el desarrollo de la Economía nacional y comenzó a pasar a la nueva etapa, a la etapa de la industrialización del país.

El paso de la guerra civil a la labor de edificación pacífica del socialismo fue acompañado, principalmente en los primeros tiempos, por grandes dificultades. Los enemigos del bolshevismo, los elementos contrarios al Partido bolshevique emboscados dentro de sus filas, mantuvieron, a lo largo de todo este periodo, una lucha desesperada contra el Partido leninista. A la cabeza de estos elementos contrarios al Partido figuraba Trotski, teniendo como lugarteniente en esta lucha a Kamenev, Zinoviev y Bujarin. Los elementos de la oposición pretendieron desarticular las filas del Partido bolshevique después de la muerte de Lenin, escindir al Partido y contagiarle su falta de fe en el triunfo del socialismo en la U.R.S.S. En el fondo, los trotskistas intentaban crear en la U.R.S.S. una organización política de la nueva burguesía, otro partido, el partido de la restauración capitalista.

El Partido apretó sus filas bajo la bandera de Lenin en torno a su Comité Central leninista, en torno al camarada Stalin, e infligió una derrota, tanto a los trotskistas como a sus nuevos amigos de Leningrado, a la nueva oposición de Zinoviev y Kamenev.

Después de acumular fuerzas y recursos, el Partido bolshevique condujo al país hacia una nueva etapa histórica, hacia la etapa de la industrialización socialista.

X. El Partido Bolshevique en la lucha por la industrialización socialista del país (1926-1929)

En la lucha por la industrialización socialista del país, el Partido hubo de vencer, en los años de 1926 a 1929, enormes dificultades de orden interior e internacional. Los esfuerzos del Partido y de la clase obrera condujeron al triunfo de la política de la industrialización socialista del País Soviético.

Fue resuelto, en lo fundamental, uno de los problemas más difíciles que planteaba la industrialización: el problema de la acumulación de los recursos necesarios para la construcción de la industria pesada. Se pusieron los cimientos de una industria pesada, capaz de equipar de nuevo toda la Economía nacional.

Fue aprobado el primer Plan quinquenal de edificación del socialismo. Se desarrolló, en proporciones gigantescas, la construcción de nuevas fábricas, sovjoses y coljoses.

Estos avances en el camino del socialismo fueron acompañados por una agudización de la lucha de clases dentro del país y por un recrudecimiento de la lucha en el seno del Partido. Los resultados más importantes de esta lucha fueron: el aplastamiento de la resistencia de los kulaks, el desenmascaramiento del bloque de los capituladores trotskistas-zinovievistas como un bloque antisoviético, el desenmascaramiento de los capituladores de derecha como agentes de los kulaks, la expulsión de los trotskistas del Partido, el reconocimiento de que las ideas de éstos y de los oportunistas de derecha eran incompatibles con la permanencia dentro del P.C. (b) de la U.R.S.S.

Derrotados ideológicamente por el Partido bolshevique y habiendo perdido toda base de actuación entre la clase obrera, los trotskistas dejaron de ser una corriente política para convertirse en una pandilla de arrivistas sin principios y estafadores políticos, en una banda de falsarios políticos.

Puestos los cimientos de la industria pesada, el Partido movilizó a la clase obrera y a los campesinos para la ejecución del primer Plan quinquenal de reconstrucción socialista de la U.R.S.S.; se extendió por todo el país la emulación socialista de millones de trabajadores; se levantó una potente oleada de entusiasmo en el trabajo y surgió una nueva disciplina del trabajo.

Este periodo termina con el año del gran viraje, que registró éxitos gigantescos del socialismo en la industria y los primero éxitos importantes logrados en el terreno de la agricultura, el viraje de los campesinos medios hacia los coljoses y el comienzo del movimiento coljosiano de masas.

XI. El Partido Bolshevique en la lucha por la colectivización de la agricultura (1939-1934)

En los años de 1930 a 1934, el Partido bolshevique resolvió la tarea histórica más difícil de la revolución proletaria, después de la conquista del Poder: la de llevar a millones de pequeños propietarios campesinos a la senda de los coljoses, a la senda del socialismo.

La liquidación de los kulaks, como clase explotadora más numerosa, y el encauzamiento de las grandes masas campesinas por la senda de los coljoses condujeron a la destrucción de las últimas raíces del capitalismo en el país, al triunfo total del socialismo en la agricultura y a la consolidación definitiva del Poder Soviético en el campo.

Después de vencer una serie de dificultades de organización, los coljoses se afianzaron definitivamente y comenzaron a marchar por la senda de una vida próspera.

Como resultado de la ejecución del primer Plan quinquenal, se levantaron en el País Soviético los cimientos inconmovibles de la Economía socialista: se construyó una industria pesada socialista de primera clase y una agricultura colectiva mecanizada, se acabó con el paro forzoso y con la explotación del hombre por el hombre, y se crearon las condiciones necesarias para el mejoramiento ininterrumpido de la situación material y cultural de los trabajadores de la Patria socialista.

Estos éxitos gigantescos fueron logrados por la clase obrera, por los coljosianos y por todos los trabajadores del País Soviético, gracias a la política intrépida, revolucionaria y sabia del Partido y del Gobierno.

El cerco capitalista, aspirando a debilitar y minar la potencia de la Unión Soviética, reforzó su "trabajo" encaminado a organizar dentro de la U.R.S.S. bandas de asesinos, saboteadores y de espías. La actividad hostil contra la U.R.S.S. del cerco capitalista recrudeció especialmente después del ascenso al Poder de los fascistas en Alemania y el Japón. Los trotskistas y los zinovievistas entraron al servicio del fascismo, como criados leales, dispuestos a cometer actos de espionaje, de sabotaje, de terrorismo y de diversionismo, dispuestos a laborar por la derrota de la U.R.S.S., todo en nombre de la restauración del capitalismo.

El Poder Soviético castigó con mano férrea a estos abortos del género humano y les dio implacablemente su merecido, como a verdaderos enemigos del pueblo y traidores a la patria.

XII. El Partido Bolshevique en la lucha por el coronamiento de la edificación de la sociedad socialista e implantación de la nueva constitución (1935-1937)

Los trabajadores de la U.R.S.S. -los obreros, los campesinos, los intelectuales- habían cambiado profundamente durante los años de la edificación socialista.

La clase obrera había dejado de ser una clase explotada, privada de los medios de producción, como lo es bajo el capitalismo. Había destruido el capitalismo, arrebatado a los capitalistas los medios de producción, para convertirlos en propiedad social. Había dejado de ser un proletariado, en el sentido estricto y antiguo de esta palabra. El proletariado de la U.R.S.S., en cuyas manos se halla el Poder del Estado, se ha convertido en una clase totalmente nueva. Se ha convertido en una clase obrera emancipada de la explotación, que ha destruido el sistema de la Economía capitalista e instaurado la propiedad socialista sobre los medios de producción; es decir, en una clase obrera como jamás la había conocido la historia de la Humanidad.

No menos profundos eran los cambios que se habían operado en la situación de los campesinos de la U.R.S.S. En los viejos tiempos, más de dos decenas de millones de explotaciones campesinas pequeñas y medias, sueltas y desperdigadas, trabajaban mortecinamente sus parcelas. Cultivaban la tierra, valiéndose de una técnica atrasada; eran explotadas por los terratenientes, por los kulaks, por los comerciantes, por los especuladores, por los usureros, etc. Ahora, ha surgido en la U.R.S.S. un tipo completamente nuevo de campesino: ya no hay terratenientes ni kulaks, comerciantes ni usureros que puedan explotarle. La inmensa mayoría de las explotaciones campesinas ha entrado en los coljoses, basados, no en la propiedad privada sobre los medios de producción, sino en la propiedad colectiva y en el régimen de trabajo colectivo. Es éste un nuevo tipo de campesinos, libre de toda explotación. Este tipo de campesino no lo había conocido tampoco, hasta ahora, la historia de la Humanidad.

Han cambiado también los intelectuales de la U.R.S.S. Son ya, en masa, intelectuales totalmente nuevos. En su mayoría, han salido del seno de los obreros y de los campesinos. No sirven ya, como los antiguos intelectuales, al capitalismo, sino al socialismo. El intelectual ha pasado a ser miembro con plenitud de derechos de la sociedad socialista. Estos intelectuales construyen la nueva sociedad, la sociedad socialista, del brazo de los obreros y campesinos. Son un tipo nuevo de intelectuales, puestos al servicio del pueblo y emancipados de toda explotación. Este tipo de intelectuales no lo había conocido tampoco la historia de la Humanidad.

De este modo, se van borrando las fronteras de clase entre los trabajadores de la U.R.S.S., va desapareciendo el antiguo exclusivismo de clase. Ceden y se borran las contradicciones económicas y políticas entre los obreros, los campesinos y los intelectuales. Se ha creado la base para la unidad moral y política de la sociedad.

Estos profundos cambios operados en la vida de la U.R.S.S., estos éxitos decisivos del socialismo en la U.R.S.S. encontraron su expresión en la nueva Constitución de la Unión Soviética.

Con arreglo a esta Constitución, la sociedad soviética está formada por dos clases hermanas, los obreros y los campesinos, entre las cuales existen aún ciertas diferencias de clase. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas es un Estado Socialista de obreros y campesinos.

La base política de la U.R.S.S. la constituyen los Soviets de diputados de los trabajadores que han crecido y se han robustecido, como resultado del derrocamiento del Poder de los terratenientes y capitalistas y de la conquista de la dictadura del proletariado.

En la U.R.S.S., todo el Poder pertenece a los trabajadores de la ciudad y del campo, representados por los Soviets de diputados de los trabajadores.

El órgano superior del Poder del Estado, en la U.R.S.S., es el Soviet Supremo de la U.R.S.S.

El Soviet Supremo de la U.R.S.S., formado por dos Cámaras iguales en derechos, el Soviet de la Unión y el Soviet de las Nacionalidades, es elegido por los ciudadanos de la U.R.S.S., por un plazo de cuatro años, sobre la base del sufragio universal, igual, directo y secreto.

Las elecciones al Soviet Supremo de la U.R.S.S., así como a todos los Soviets de diputados de los trabajadores, se hacen por sufragio universal. Esto quiere decir que todos los ciudadanos de la U.R.S.S. que hayan cumplido los 18 años, cualquiera que sea su raza y nacionalidad, su credo religioso, su grado de instrucción, su residencia, su origen social, su situación económica y su conducta en el pasado, tienen derecho a participar en las elecciones a diputados y a ser elegidos, con excepción de los alienados y de las personas privadas de sus derechos electorales por sentencia judicial.

Las elecciones a diputado se hacen por sufragio igual. Esto quiere decir que cada ciudadano tiene un solo voto y que todos los ciudadanos toman parte en las elecciones sobre bases iguales.

Las elecciones a diputados son directas. Esto quiere decir que las elecciones a todos los Soviets de diputados de los trabajadores, desde los Soviets rurales y urbanos hasta el Soviet Supremo de la U.R.S.S., son efectuadas por los ciudadanos por vía directa, es decir, votando directamente a los diputados.

El Soviet Supremo de la U.R.S.S. elige, en sesión conjunta de ambas Cámaras, a la Comisión Permanente del Soviet Supremo y al Consejo de Comisarios del Pueblo de la U.R.S.S.

La base económica de la Unión Soviética la constituyen el sistema socialista de Economía y la propiedad socialista sobre los medios de producción. En la U.R.S.S., se aplica el principio del socialismo: "De cada uno, según su capacidad, a cada uno, según su trabajo".

Se garantiza a todos los ciudadanos de la U.R.S.S. el derecho al trabajo, el derecho al descanso, el derecho a la instrucción, el derecho al aseguramiento material en su vejez en caso de enfermedad o de incapacitación para el trabajo.

La mujer disfruta de derechos iguales al hombre en todos los dominios de la vida.

La igualdad de derechos de todos los ciudadanos de la U.R.S.S., independientemente de su nacionalidad y raza, es ley intangible.

Se reconoce a todos los ciudadanos la libertad de conciencia y también la libertad de propaganda antirreligiosa.

La Constitución garantiza -en interés de la consolidación de la sociedad socialista- la libertad de palabra, de prensa, de reunión y de mítines, el derecho de agruparse en organizaciones sociales, la inviolabilidad de la personalidad, la inviolabilidad del domicilio y del secreto de la correspondencia y el derecho de asilo para los ciudadanos extranjeros perseguidos por defender los intereses de los trabajadores, por sus actividades científicas o por la lucha en pro de la liberación nacional.

Al mismo tiempo, la nueva Constitución impone a todos los ciudadanos de la U.R.S.S. serios deberes: cumplir las leyes, acatar la disciplina en el trabajo, cumplir honradamente sus deberes sociales, respetar las reglas de convivencia de la sociedad socialista, salvaguardar y fortalecer la propiedad social, socialista, y defender la patria socialista.

"La defensa de la Patria es deber sagrado de todos los ciudadanos de la U.R.S.S.".

Hablando del derecho de los ciudadanos a agruparse en diferentes organizaciones, la Constitución estampa en uno de sus artículos las palabras siguientes:

"Los ciudadanos más activos y conscientes de la clase obrera y de las otras capas de trabajadores se agrupan en el Partido Comunista (bolshevique) de la U.R.S.S., que es el destacamento de vanguardia de los trabajadores en su lucha por el afianzamiento y desarrollo del régimen socialista y el núcleo dirigente de todas las organizaciones de trabajadores, tanto sociales como del Estado".

El VIII Congreso de los Soviets aprobó y sancionó por unanimidad el proyecto de nueva Constitución de la U.R.S.S.

El país de los Soviets obtuvo así una nueva Constitución, la Constitución del triunfo del socialismo y de la democracia obrera y campesina.

De este modo, la Constitución vino a consagrar el hecho de alcance histórico-universal de que la U.R.S.S. ha entrado en una nueva etapa de desarrollo, en la etapa de coronamiento de la edificación de la sociedad socialista y de transición gradual hacia la sociedad comunista, en la que el principio a que se acomodará la dirección de la vida social será el principio comunista: "De cada uno, según su capacidad, a cada uno, según sus necesidades".

 

Conclusión

¿Cuáles son los resultados fundamentales del camino histórico recorrido por el Partido bolshevique?

¿Qué nos enseña la historia del Partido Comunista (bolshevique) de la U.R.S.S.?

1) La historia del Partido bolshevique nos enseña, ante todo, que el triunfo de la revolución proletaria, el triunfo de la dictadura del proletariado es imposible sin un partido revolucionario del proletariado, libre de oportunismo, intransigente frente a los oportunistas y capituladores, y revolucionario frente a la burguesía y al Poder de su Estado.

La historia del Partido bolshevique nos enseña que el dejar al proletariado sin un partido así equivale a dejarle sin dirección revolucionaria; y el dejarle sin dirección revolucionaria equivale a hacer fracasar la causa de la revolución proletaria.

La historia del Partido bolshevique nos enseña que este partido no puede ser un partido socialdemócrata corriente del tipo de los de la Europa occidental, educado en una situación de paz social, que marcha a remolque de los oportunistas, sueña con "reformas sociales" y teme a la revolución social.

La historia del Partido bolshevique nos enseña que este partido sólo puede ser un partido de nuevo tipo, un partido marxista-leninista, el Partido de la revolución social, capaz de preparar al proletariado para los combates decisivos contra la burguesía y de organizar el triunfo de la revolución proletaria.

Eso es, en la U.R.S.S., el Partido bolshevique.

"En el periodo prerrevolucionario -dice el camarada Stalin- en el periodo de evolución más o menos pacífica, en que los partido de la Segunda Internacional representaban la fuerza predominante dentro del movimiento obrero, y las formas parlamentarias de lucha se consideraban como fundamentales, en estas condiciones, el Partido no tenía ni podía tener la grande y decisiva importancia que adquirió más tarde, bajo las condiciones de los choques revolucionarios abiertos. Kautski, defendiendo a la Segunda Internacional contra quienes la atacaban, dice que los partidos de la Segunda Internacional son instrumentos de paz y no de guerra, y que precisamente por esto resultaron ser impotentes para emprender nada serio durante la guerra, en el periodo de las acciones revolucionarias del proletariado. Y esto es totalmente exacto. Pero, ¿qué significa esto? Significa que los partidos de la Segunda Internacional son inservibles para la lucha revolucionaria del proletariado, que no son partidos combativos del proletariado que conducen a éste al Poder, sino aparatos electorales adaptados a las elecciones al parlamento y a la lucha parlamentaria. Esto explica precisamente el hecho de que, durante el periodo de predominio de los oportunistas de la Segunda Internacional, la organización política fundamental del proletariado no fuese el partido, sino la fracción parlamentaria. Es sabido que en este periodo, el partido era, en realidad, un apéndice de la fracción parlamentaria y un elemento puesto al servicio de ésta. No hace falta demostrar que, en tales condiciones y con semejante partido al frente, no se podía ni hablar de preparar al proletariado para la revolución.

Pero las cosas cambiaron radicalmente al entrar en el nuevo periodo. Este nuevo periodo es el periodo de los choques abiertos entre las clases, el periodo de las acciones revolucionarias del proletariado, el periodo de la revolución proletaria, el periodo de la preparación directa de las fuerzas para el derrocamiento del imperialismo y la toma del Poder por el proletariado. Este periodo plantea ante el proletariado nuevas tareas de reorganización de toda la labor del Partido en un sentido nuevo, revolucionario, de educación de los obreros en el espíritu de la lucha revolucionaria por el Poder, de preparación y concentración de las reservas, de alianza con los proletarios de los países vecinos, de establecimiento de sólidos vínculos con el movimiento de liberación de las colonias y de los países dependientes, etc, etc. Pensar que estas tareas nuevas pueden resolverse con las fuerzas de los viejos partidos socialdemócratas, educados bajo las condiciones pacíficas del parlamentarismo, equivale a condenarse a una desesperación sin remedio, a una derrota ineluctable. Tener que afrontar estas tareas con los viejos partidos al frente equivale a encontrarse completamente desarmados. ¿Hace falta, acaso, demostrar que el proletariado no podía resignarse a semejante situación?

De aquí la necesidad de un nuevo partido, de un partido combativo, de un partido revolucionario, lo bastante intrépido para conducir a los proletarios a la lucha por el Poder, lo bastante experto para orientarse en las condiciones complejas de la situación revolucionaria y lo bastante flexible para eludir todos y cada uno de los escollos que se interponen en el camino hacia sus fines.

Sin un partido así no se puede ni pensar en el derrocamiento del imperialismo, en la conquista de la dictadura del proletariado.

Este nuevo partido es el Partido del leninismo" (Stalin, "Problemas del Leninismo", págs. 62-63, ed. rusa).

2) La historia del Partido nos enseña, asimismo, que el Partido de la clase obrera no puede cumplir su misión de dirigente de su clase, no puede cumplir su misión de organizador y dirigente de la revolución proletaria, si no posee la teoría de vanguardia del movimiento obrero, si no posee la teoría marxista-leninista.

La fuerza de la teoría marxista-leninista consiste en que da al Partido la posibilidad de orientarse dentro de la situación, de comprender el nexo interno que une los acontecimientos que le rodean, de prever la marcha de los acontecimientos y discernir, no sólo cómo y hacia dónde se desarrollan los acontecimientos en el presente, sino también cómo y hacia dónde habrán de desarrollarse en el porvenir.

Sólo un partido que posee la teoría marxista-leninista puede avanzar con paso firme y conducir hacia adelante a la clase obrera.

Por el contrario, un partido que no posee la teoría marxista-leninista, vese obligado a vagar a tientas, pierde la seguridad en sus actos y no es capaz de conducir a la clase obrera hacia delante. Podría pensarse que el poseer la teoría marxista-leninista significa aprender concienzudamente las conclusiones y las tesis contenidas en las obras de Marx, Engels y Lenin, aprender a citarlas oportunamente y contentarse con esto, creyendo que las conclusiones y las tesis aprendidas se adaptan a cualquier situación, a todos los casos de la realidad. Pero este modo de abordar la teoría marxista-leninista es completamente falso. La teoría marxista-leninista no puede considerarse como un conjunto de dogmas, como un catecismo, como un símbolo de la fe; ni a los marxistas, como eruditos pedantes y exegetas. La teoría marxista-leninista es la ciencia del desarrollo de la sociedad, la ciencia del movimiento obrero, la ciencia de la revolución proletaria, la ciencia de la edificación de la sociedad comunista. Y, como ciencia, no está ni puede estar estancada, sino que se desarrolla y se perfecciona. Es evidente que, en su desarrollo, no puede menos de enriquecerse con la nueva experiencia, con los nuevos acontecimientos, y que algunas de sus tesis y conclusiones no pueden menos de cambiar a lo largo del tiempo, no pueden dejar de ser reemplazadas por nuevas tesis y conclusiones, con arreglo a las nuevas condiciones históricas.

Poseer la teoría marxista-leninista no significa, ni mucho menos, aprenderse todas sus fórmulas y conclusiones y aferrarse a la letra de ellas. Para poseer la teoría marxista-leninista hace falta, ante todo, aprender a distinguir entre su letra y su esencia.

Poseer la teoría marxista-leninista significa asimilar la esencia de ella y aprender a aplicarla para resolver los problemas prácticos del movimiento revolucionario en las diversas condiciones de la lucha de clases del proletariado.

Poseer la teoría marxista-leninista significa saber enriquecer esta teoría con la nueva experiencia del movimiento revolucionario, saber enriquecerla con nuevas tesis y conclusiones, saber desarrollarla e impulsarla, sin retroceder ante la necesidad de reemplazar, partiendo de la esencia de la teoría, algunas de sus tesis y conclusiones, caducas ya, por otras nuevas, con arreglo a la nueva situación histórica.

La teoría marxista-leninista no es un dogma, sino una guía para la acción.

Hasta la segunda revolución rusa (febrero), los marxistas de todos los países partían del criterio de que la república democrática parlamentaria era la forma de organización política de la sociedad más conveniente para el periodo de transición del capitalismo al socialismo. Es cierto que Marx había señalado ya en la década del 70 del siglo pasado que la forma más conveniente de la dictadura del proletariado no era la república parlamentaria, sino una organización política del tipo de la Comuna de París. Pero, desgraciadamente, esta indicación de Marx no fue desarrollada en sus obras y cayó en el olvido. Además, la autorizada declaración hecha por Engels en su crítica del proyecto de programa de Erfurt, en 1891, de que "la república democrática... es... la forma específica para la dictadura del proletariado", no dejaba lugar a duda en el sentido de que los marxistas seguían considerando la república democrática como la forma política de la dictadura del proletariado. Esta tesis de Engels sirvió más tarde de orientación a todos los marxistas, incluyendo a Lenin. Sin embargo, la revolución rusa de 1905 y, sobre todo, la de febrero de 1917 destacaron una forma nueva de organización política de la sociedad: los Soviets de diputados obreros y campesinos. Basándose en el estudio de la experiencia de las dos revoluciones rusas y partiendo de la teoría del marxismo, Lenin llegó a la conclusión de que la forma política mejor para la dictadura del proletariado no es la República democrática parlamentaria, sino la república de los Soviets. En abril de 1917, en el periodo de transición de la revolución burguesa a la revolución socialista, Lenin lanzó, basándose en esto, la consigna de organizar la república de los Soviets, como la mejor forma política de la dictadura del proletariado. Los oportunistas de todos los países se aferraban a la república parlamentaria, acusando a Lenin de volver la espalda al marxismo y hundir la democracia. Pero era Lenin, naturalmente, y no los oportunistas, quien representaba el auténtico marxismo y dominaba la teoría marxista, ya que, mientras los oportunistas tiraban de ella hacia atrás y convertían una de sus tesis en un dogma, Lenin la impulsaba, enriqueciéndola con la nueva experiencia.

¿Qué habría sido del Partido, de la revolución proletaria, del marxismo, si Lenin se hubiera plegado a la letra del marxismo, en vez de decidirse a sustituir una de sus viejas tesis, formulada por Engels, por la nueva tesis de la república de los Soviets, que era la que correspondía a la nueva situación histórica? El Partido habría vagado en las tinieblas, los Soviets habrían sido desorganizados, no tendríamos hoy un Poder Soviético, y la teoría marxista habría sufrido un serio descalabro. Con ello, habría salido perdiendo el proletariado y habrían salido ganando sus enemigos.

El oportunismo no consiste siempre en renegar abiertamente de la teoría marxista o de alguna de sus y conclusiones. A veces, el oportunismo se manifiesta en el intento de aferrarse a determinadas tesis aisladas del marxismo, que han comenzado ya a envejecer, y de convertirlas en dogmas, para contener de este modo el desarrollo ulterior del marxismo y con él, consiguientemente, el desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado.

Sin exageración se puede afirmar que, después de la muerte de Engels, los únicos marxistas que impulsaron la teoría del marxismo y la enriquecieron con la nueva experiencia, bajo las nuevas condiciones de la lucha de clases del proletariado, fueron el formidable Lenin y, después de él, Stalin y los demás discípulos de Lenin.

Precisamente por eso, porque Lenin y los leninistas impulsaron la teoría marxista, el leninismo es el desarrollo ulterior del marxismo, el marxismo que corresponde a las nuevas condiciones de la lucha de clases del proletariado, el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, el marxismo de la época del triunfo del socialismo en la sexta parte de Globo.

El Partido bolshevique no habría podido triunfar en octubre de 1917, si sus cuadros de vanguardia no hubiesen poseído la teoría del marxismo, si no hubiesen sabido ver en esta teoría una guía para la acción, si no hubiesen sabido impulsar la teoría marxista, enriqueciéndola con la nueva experiencia de la lucha de clases del proletariado.

Criticando a los marxistas alemanes de Norteamérica que habían tomado en sus manos la dirección del movimiento obrero norteamericano, escribía Engels:

"Los alemanes no han sabido hacer de su teoría la palanca que pusiese en movimiento a las masas norteamericanas. En su mayoría, ni ellos mismos comprenden esta teoría y se comportan con ella de un modo doctrinario y dogmático, creyendo que hace falta aprendérsela de memoria, y que basta con esto para afrontar todas las situaciones de la realidad. Para ellos, esta teoría es un dogma y no una guía para la acción" (C. Marx y F. Engels, t. XXVII, pág. 606).

Criticando a Kamenev y a algunos viejos bolsheviques que, en abril de 1917, se aferraban a la vieja fórmula de la dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y de los campesinos, en un momento en que el movimiento revolucionario había rebasado esta fórmula y exigía el paso a la revolución socialista, Lenin escribía:

"Nuestra doctrina no es un dogma, sino una guía para la acción, han dicho siempre Marx y Engels, burlándose con razón de los que aprenden de memoria y repiten mecánicamente las "fórmulas", que, en el mejor de los casos, sólo sirven para señalar las tareas generales, que se modifican necesariamente con la situación económica y política concreta de cada fase especial del proceso histórico... Es necesario asimilarse la verdad indiscutible de que el marxista debe tomar en cuenta la vida real, los hechos precisos de la realidad y no continuar aferrándose a la teoría del día anterior..." (Lenin, t. XX, págs. 100-101, ed. rusa).

3) La historia del Partido nos enseña, además, que el triunfo de la revolución proletaria es imposible sin el aplastamiento de los partidos pequeñoburgueses que actúan dentro de las filas de la clase obrera y empujan a las capas rezagadas de ésta en los brazos de la burguesía, quebrantando con ello la unidad de la clase obrera.

La historia del Partido es la historia de la lucha contra los partidos pequeñoburgueses y de su aplastamiento: contra los socialrevolucionarios, mensheviques, anarquistas y nacionalistas. Sin vencer a estos partidos y expulsarlos de las filas del proletariado, no hubiera sido posible conseguir la unidad de la clase obrera, y sin la unidad de la clase obrera, el triunfo de la revolución proletaria habría sido irrealizable.

Sin el aplastamiento de estos partidos, que al principio laboraban por el mantenimiento del capitalismo y, más tarde, después de la Revolución de Octubre, por su restauración, habría sido imposible mantener la dictadura del proletariado, derrotar a la intervención armada extranjera y edificar el socialismo.

No tiene nada de casual el hecho de que todos los partidos pequeñoburgueses, que para engañar al pueblo se bautizaban con el nombre de partidos "revolucionarios" y "socialistas" -los socialrevolucionarios, los mensheviques, los anarquistas, los nacionalistas- pasasen a ser partidos contrarrevolucionarios ya antes de la Revolución Socialista de Octubre, para convertirse más tarde en agentes de los servicios de espionaje extranjeros, en una banda de espías saboteadores, agentes diversionistas, asesinos y traidores a la patria.

"En la época de la revolución social -dice Lenin-, la unidad del proletariado sólo puede realizarla el Partido revolucionario extremo del marxismo, sólo puede realizarse por medio de una lucha implacable contra todos los demás partidos" (Lenin, t. XXVI, pág. 50, ed. rusa).

4) La historia del Partido nos enseña, asimismo, que el Partido de la clase obrera no puede mantener la unidad y la disciplina dentro de sus filas, no puede cumplir con su misión de organizador y dirigente de la revolución proletaria, no puede cumplir su misión de constructor de la nueva sociedad socialista, sin una lucha intransigente contra los oportunistas dentro de sus propias filas, sin el aplastamiento de los capituladores en su propio seno.

La historia del desarrollo de la vida interna del Partido bolshevique es la historia de la lucha contra los grupos oportunistas dentro del Partido y de su aplastamiento: contra los "economistas", mensheviques, trotskistas, bujarinistas y portavoces de las desviaciones nacionalistas.

La historia del Partido bolshevique nos enseña que todos estos grupos capituladores eran, en el fondo, agentes del menshevismo dentro del Partido, sus satélites y continuadores. Al igual que los mensheviques, cumplían la misión de servir de vehículo a la influencia burguesa dentro de la clase obrera y del Partido. Por eso, la lucha por la liquidación de estos grupos dentro del Partido era la continuación de la lucha por la liquidación del menshevismo.

Sin aplastar a los "economistas" y a los mensheviques, jamás se habría logrado edificar el Partido y conducir a la clase obrera a la revolución proletaria.

Sin aplastar a los trotskistas y bujarinistas, jamás se habría logrado preparar las condiciones necesarias para al edificación del socialismo.

Sin aplastar a los portavoces de las desviaciones nacionalistas de todos los matices, jamás se habría logrado educar al pueblo en el espíritu de internacionalismo, no se habría logrado defender la bandera de la fraternal amistad entre los pueblos de la U.R.S.S., no se habría logrado edificar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Podría pensarse que los bolsheviques han consagrado demasiado tiempo a luchar contra los elementos oportunistas dentro del Partido, que han exagerado la importancia de estos elementos. Pero esto es completamente falso. No es posible tolerar en el seno del Partido el oportunismo, como no es posible tolerar la existencia de una úlcera en un organismo sano. El Partido es el destacamento dirigente de la clase obrera, su fortaleza de avanzada, su Estado Mayor de combate. No es posible permitir que en el Estado Mayor dirigente de la clase obrera haya gentes pusilánimes, oportunistas, capituladores y traidores. Luchar a vida o muerte contra la burguesía, teniendo dentro del propio Estado Mayor, dentro de la propia fortaleza, a capituladores y traidores, es caer en la situación de quien se ve tiroteado desde el frente y desde la retaguardia. Fácil es comprender que la lucha, en estas condiciones, sólo puede conducir a una derrota. El modo más fácil de tomar una fortaleza es atacarla desde dentro. Para conseguir el triunfo, lo primero que hace falta es limpiar el Partido de la clase obrera, su Estado Mayor dirigente, su fortaleza de avanzada, de capituladores, desertores, esquiroles y traidores.

No tiene nada de casual el hecho de que los trotskistas, los bujarinistas, los portavoces de desviaciones nacionalistas, luchando contra Lenin y contra el Partido, hayan acabado como acabaron los partidos menshevique y socialrevolucionario: convirtiéndose en agentes de los servicios de espionaje fascistas, convirtiéndose es espías, en saboteadores, en asesinos, en agentes diversionistas, en traidores a la patria.

"No es posible triunfar en la revolución proletaria, no es posible defenderla, teniendo en las propias filas a reformistas, a mensheviques. Esto es evidente en el terreno de los principios. La experiencia de Rusia y de Hungría lo confirma palpablemente... En Rusia, hemos atravesado muchas veces por situaciones difíciles en que el régimen soviético habría sido infaliblemente derrotado, si hubiesen quedado mensheviques, reformistas, demócratas pequeñoburgueses dentro de nuestro Partido..." (Lenin, t. XXV, págs. 462-463, ed. rusa).

"Si nuestro Partido -dice el camarada Stalin- ha conseguido forjar dentro de sus filas una unidad interior y una cohesión nunca vista, se debe, ante todo, al hecho de que supo limpiarse a tiempo de la escoria del oportunismo, arrojar del Partido a los liquidadores y mensheviques. Para desarrollar y consolidar los partidos proletarios, hay que depurar sus filas de oportunistas y reformistas, de socialimperialistas y socialchovinistas, de socialpatriotas y socialpacifistas. El Partido se fortalece depurándose de los elementos oportunistas" (Stalin, "Problemas del Leninismo", pág. 72, ed. rusa).

5) La historia del Partido nos enseña, además, que el Partido no puede cumplir su misión de dirigente de la clase obrera, si, perdiendo la cabeza con los éxitos, comienza a vanaglorariarse, si deja de advertir las deficiencias de su labor, si teme reconocer sus errores, si teme corregirlos a su debido tiempo abierta y honradamente.

El Partido es invencible, si no teme la crítica ni la autocrítica, si no disimula los errores y deficiencias de su labor, si enseña y educa los cuadros con el ejemplo de los errores del trabajo del Partido y sabe corregir estos errores a tiempo.

El Partido se hunde, si oculta sus errores, si disimula sus lados flacos, si encubre sus defectos con una falsa exhibición de prosperidad, si no tolera la crítica y la autocrítica, si se deja penetrar del sentimiento de la fatuidad, si se deja llevar por el narcisismo y comienza a dormirse sobre los laureles.

"La actitud de un partido político ante sus errores es -dice Lenin- uno de los criterios más importantes y más fieles de la seriedad de ese partido y del cumplimiento efectivo de sus deberes hacia su clase y hacia las masas trabajadoras. Reconocer abiertamente los errores, poner al descubierto sus causas, analizar minuciosamente la situación que los ha engendrado y examinar atentamente los medios de corregirlos: esto es lo que caracteriza a un partido serio, en esto es en lo que consiste el cumplimiento de sus deberes, esto es educar e instruir a la clase primero, y después a las masas" (Lenin, t. XXV, pág. 200, ed. rusa).

Y más adelante:

"Todos los partidos revolucionarios que se han hundido hasta ahora, se han hundido por dejarse llevar del engreimiento y no saber ver en que consistía su fuerza y por temor a hablar de sus debilidades. Pero nosotros no nos hundiremos, porque no tenemos miedo a hablar de nuestras debilidades y aprenderemos a superarlas" (Lenin, t. XXVII, págs. 260-261, ed. rusa).

6) Finalmente, la historia del Partido, nos enseña que, sin mantener amplios vínculos con las masas, sin fortalecer constantemente estos vínculos, sin saber escuchar atentamente la voz de las masas y comprender sus necesidades más torturantes, sin ser capaz, no sólo de enseñar a las masas, sino también de aprender de ellas, el Partido de la clase obrera no puede ser un verdadero partido de masas, capaz de arrastrar consigo a las masas de millones de la clase obrera y de todos los trabajadores.

El Partido es invencible, si -como dice Lenin- sabe "ligarse, aproximarse, por decirlo así, fundirse, en cierto grado, con las más grandes masas trabajadoras, en primer término, proletarias, pero también con la masa trabajadora no-proletaria" (Lenin, t. XXV, pág. 174, ed. rusa).

El Partido se hunde, si se encierra en su estrecha concha de partido, si se desliga de las masas, si se cubre de moho burocrático.

"Se puede reconocer como norma -dice el camarada Stalin- que, mientras conserven el contacto con las grandes masas del pueblo, los bolsheviques serán invencibles. Y, al contrario, en cuanto se desliguen de las masas y pierdan el contacto con ellas, en cuanto se dejen cubrir por la herrumbre burocrática, perderán toda su fuerza y quedarán anulados.

Los griegos de la antigüedad tenían en su mitología un héroe famoso, Anteo, que era, según la leyenda, hijo de Poseidón, dios de los mares y de Gea, diosa de la tierra. Anteo quería mucho a su madre, que lo había dado a luz y lo había criado y educado. No existía héroe al cual no hubiera vencido dicho Anteo. Se consideraba como un héroe invencible. ¿En qué consistía su fuerza? Consistía en que, siempre que se sentía a punto de verse vencido en la lucha contra un enemigo, tocaba la tierra, su madre, que lo había dado a luz y criado, y ésta le infundía nuevo vigor. Pero Anteo tenía su punto débil: era el peligro de verse separado de la tierra. Sus enemigos conocían esta debilidad suya y lo acechaban. Y he aquí que un día, un enemigo se aprovechó de esta debilidad, venciéndole. Este enemigo era Hércules. ¿Cómo lo venció? Lo separó de la tierra y lo levantó en vilo, quitándole la posibilidad de tocar la tierra y ahogándole así en el aire.

A mí me parece que los bolsheviques recuerdan a Anteo, el héroe de la mitología griega. Los mismo que Anteo, son fuertes, porque mantienen contacto con su madre, las masas, las que los dieron a luz, los criaron y educaron. Y mientras mantengan el contacto con su madre, el pueblo, cuentan con todas las posibilidades de ser invencibles.

En esto está la clave de por qué la dirección bolshevique es invencible" (Stalin, "Sobre las deficiencias del trabajo del Partido").

Tales son las enseñanzas fundamentales del camino histórico recorrido por el Partido bolshevique.

Tomado de Historia del Partido Bolchevique de la URSS