Capillas
de la iglesia basílica catedral del Apóstol Santiago
(Nota de ECCLESIA DIGITAL: proseguimos la
serie de entregas de artículos de nuestro colaborador José Barros Guede a
propósito de su reciente libro sobre el apóstol Santiago, el Camino de Santiago
y la tradición Xacobea. Esta es la décimo séptima entrega) Estatua pétrea del sarcófago del rey Fernando II de León que inauguró el Año Santo Jacobeo en 1182
Si entramos a la
Iglesia Basílica-Catedral del Apóstol Santiago por la puerta norte, llamada del
Paraíso o de la Acevachería, nos encontramos a la izquierda con la capilla de
santa Catalina de Alejandría, patrona de los filósofos, lugar de enterramientos
reales hasta el siglo XVI, los cuales son trasladados y depositados en la capilla
de la Reliquias y Museo donde actualmente se encuentran, entre ellos, el que
figura en esta imagen fotográfica.
Siguiendo por la
nave lateral izquierda hacia el Pórtico de la Gloria hallamos la capilla del
Sagrado Corazón o de la Comunión, fundada por Lope de Mendoza, en 1451, para su
enterramiento. Fue remodelada por el arzobispo Benito Rajoy entre los años 1771
a 1783, bajo la dirección de Tomás del Río y de A. Nogueira sobre el proyecto
de M. Ferro Caaveiro, y su retablo es de F. Lens.
Las imágenes de los doctores de la Iglesia que
se hallan en las hornacinas de dicha capilla son obra de Gregorio Español y
Juan da Vila. Así mismo, también, son los autores del coro catedralicio que
actualmente se halla retirado en monasterio Sobrado del Obispo. El sepulcro de
la derecha es del arzobispo Benito Rajoy, y el de la izquierda es de arzobispo
Lope de Mendoza. En esta capilla se otorgaban los títulos universitarios, desde
el siglo XVI hasta 1734, fecha en que dejó de prestar este servicio a causa de
un incidente entre dos colegiales y dos canónigos.
Continuando por
dicha nave hacia el Pórtico de la Gloria encontramos la capilla del Cristo de
Burgos, de cruz griega, fundada por Pedro Carrillo y Acuña para su
enterramiento, hallándose su figura en la parte izquierda en una actitud
orante. Es obra de Melchor de Velasco y Agüero en 1665. El altar lateral
derecho representa a santa Salomé pidiendo los primeros puestos a Jesús para
sus hijos, Santiago y Juan, y el de la izquierda representa a san Pedro
llorando tras las negaciones de Jesús. A lado se halla una imagen de la María
Inmaculada.
En la derecha de dicha capilla se encuentra el
sepulcro del arzobispo y cardenal Miguel García Cuesta que asistió como padre
al concilio Vaticano I. Es obra de Cisneros, en la segunda mitad del siglo XIX.
Siguiendo hacia el fondo hallamos dos puertas de mucha historia. La primera
conduce a la entrada a la vieja segunda Iglesia Catedral, y la otra da acceso
al palacio del arzobispo Diego Gelmírez y a las torres de la fachada del
Obradoiro.
Siguiendo por la
nave lateral derecha hacia el transepto encontramos una puerta que nos conduce
a las capillas de las Reliquias y a la de san Fernando. En el mismo transepto,
hallados tres puertas, dos a la izquierda, una a la sacristía y otra al
claustro, en cuyo tímpano está representada la batalla de Clavijo y el tributo
de las cien doncellas; y la tercera a la derecha es la Puerta Santa que se abre
todos los Años Santos Jubilares Jacobeos.
Continuando por la
girola hallamos la capilla del Pilar con cúpula octagonal. Fue fundada por el
arzobispo Antonio de Monrroy sobre las antiguas capillas de san Andrés y san
Fructuoso, construidas por el arzobispo Diego Gelmírez. Su retablo diseñado por
Fernando de Casas fue construido por Romay. La imagen de la Virgen del Pilar,
de piedra, fue traída de Zaragoza. Las imágenes de los santos, Domingo, Tomás,
Sebastián, Juan Bautista y el sepulcro del arzobispo Monrroy, en estatua orante, son de Fernández de Sande.
La araña fue donada por Diego Juan de Ulloa. Las pinturas de tema bélico son de
García Bouzas.
La siguiente
capilla de la girola es la de la Piedad o del Descendimiento, de estilo ojival.
Fue fundada por Juan Ibáñez de Mondragón, cuya imagen aparece en figura, y
construida por Jácome García, en 1525. Los marqueses de Santa Cruz son sus
patronos por estar vinculados al fundador. Es impresionante la imagen de Juan
Bautista, de principios del siglo XVIII.
La siguiente
capilla por la girola, llamada antiguamente de san Pedro, y posteriormente, de
la Azucena o del Magistral, fue dotada por Mencía de Andrade en 1571, donde
yace en un sepulcro con estatua yaciente. Es obra de Juan Bautista Celma. Guarda el retablo barroco diseñado por
Fernando Casas y construido por Francisco de Moas en 1731, con imágenes de la
Virgen de la Azucena y de los santos Pedro, José, Judas Tadeo, Rita de Casia.
Siguiendo por la
girola hallamos la capilla del Salvador o de san Luis de Francia, cuyas obras
se iniciaron, en 1075, por el obispo Diego Peláez, formando parte del ábside de
la Iglesia del Apóstol Santiago. Su retablo es de piedra policromada financiado
por el arzobispo Alonso Fonseca III, en 1532, con su escudo de cinco estrellas.
En sus hornacinas están las imágenes de santos, Pedro de Mezonzo y Rosendo.
La capilla de la
Magdalena, llamada también de la Confesión, se halla detrás de la capilla mayor
del Apóstol Santiago. El prelado Diego Gelmírez la estableció, en el primer
tercio del siglo XII para lugar de las confesiones de los peregrinos, costumbre
que perduró hasta el siglo XVI. Su retablo actual de escenas jacobeas es obra
de Pedro del Valle, en 1671.
En esta capilla estuvieron guardadas las
reliquias del Apóstol Santiago por mandato del arzobispo Sanclemente en 1589
ante la invasión de la marina inglesa de Draque a las costas coruñesas. Aquí,
permanecieron hasta 1879 en que fueron trasladas al lugar actual, después de la
realización de unas excavaciones arqueológicas. Todavía hoy día, podemos ver
donde estuvieron escondidas.
La capilla de
Nuestra Señora de la Blanca, llamada de los España, fue fundada por Juan Míguez
do Camiño a finales del siglo XIV, o principios del XV, y terminada por Fernán
González do Preguntoiro, sucediéndole la familia España González, que muriendo
sin sucesión, pasa su disfrute a Pedro de Arosa. Su retablo neogótico contiene
en el centro la imagen de la Virgen
Blanca, talla de Gregorio Fernández de 1747, y a los laterales, las imágenes de
Virgen de Montserrat y la de Wahinghan. En esta capilla el gremio de plateros
da culto a san Eloy.
La capilla de San
Juan, antiguamente de santa Susana, fue fundada por el arzobispo Diego Gelmírez
para darle culto. Su retablo contiene las imágenes de san Juan, del siglo XV, y
la de dicha santa, obra de Mariñas en 1902. La puerta que sigue da acceso al
patio, que hay entre la Iglesia Basílica Catedral y la iglesia de la Corticela,
desde donde se puede contemplar el ábside catedralicio.
La capilla, llamada
antiguamente de Santa Fe de Choques y ahora de San Bartolomé y de la Virgen del
Buen Consejo, tiene un retablo plateresco en mármol, obra del flamenco Mateo
Arnao, que contiene las imágenes de la Virgen del Buen Consejo, de san
Bartolomé y de Santiago Peregrino. En el sepulcro con un relieve de la
resurrección del Señor yacen los restos del canónigo Diego de Castilla, nieto
del rey Pedro I el Cruel, fallecido en 1521.
La capilla de la
Concepción de María que da al transepto, llamada también de los Clérigos de
Prima, porque en ella celebran los canónigos la misa de prima, fue en 1525
ampliada y dedicado su altar a la Inmaculada Concepción de María. Jácome García
abrió el arco de la derecha proyectado por Juan de Álava. Su retablo con dos
altares es obra de Simón Rodríguez en 1721. La imagen en piedra policromada del
altar de la derecha y el sepulcro son obra de Cornelis de Holanda, en el siglo
XVI. La imagen del Descendimiento de la Cruz del altar de la izquierda es obra
de Diego Fernández de Sande en 1721. En el suelo está enterrado Domingo Antonio
de Andrade.
La capilla del
Espíritu Santo, que ocupa la puerta de la entrada a la iglesia de la Corticela,
fue fundada por Pedro Vidal a finales del siglo XIII, con dotación para doce
clérigos; a los que, en el siglo XV, el arzobispo Álvaro de Isorna les dio el
título de racioneros del Espíritu Santo con la obligación, entre otras, de
cantar todas las tardes la Salve a Nuestra Señora de la O. En el siglo XVI, fue
ampliada por el canónigo Gonzalo Pérez de Moscoso, biznieto del fundador.
En esta capilla también se honra a la Virgen
de la Soledad, cuya imagen, hecha en 1666, estaba en el trascoro de la Iglesia
Basílica-Catedral. Su manto es regalo del arzobispo y religioso capuchino, fray
Rafael Vélez. La peana, los ángeles y
las piezas ornamentales son donación de
Francisco Rodríguez, y el frontal y las
grades de plata son de Antonio Morales en 1747. Hay en ella siete sepulcros,
mereciendo destacar el de su fundador, y el del arzobispo Alonso Sánchez de
Moscoso, del siglo XIV.
José Barros Guede -
A Coruña, 16 de junio de 2010
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