Claustro

(lat. claustrum, de claudere, cerrar) Galería cubierta formando los cuatro lados del patio interior encerrado por las construcciones de un monasterio o de un capítulo. Suele estar anexo a la iglesia y tener planta rectangular o cuadrada. En Aragón hay que recordar, para el período románico , los restos del claustro de la seo de Jaca , cuyos capiteles reflejan la continuidad del gran taller escultórico de la catedral. Seguidamente, los de San Juan de la Peña y de San Pedro el Viejo de Huesca , atribuidos al llamado maestro de Agüero , que constituyen notables ejemplos de la perduración del estilo en época tardía. En la misma dirección cabe situar la galería norte (las restantes son góticas) del claustro de la colegiata de Alquézar (H.), con seis capiteles de gran originalidad iconográfica.

Para el período gótico se encuentran, por un lado, ejemplares que entroncan decididamente con la corriente internacional, y, de otro la de aquellos que obedecen a directrices de carácter mudéjar . En el primer caso se mencionan los bellísimos claustros de los monasterios cistercienses emplazados en la provincia de Zaragoza -Veruela , Rueda y Piedra - edificados en su mayor parte en la decimotercera centuria, aunque enriquecidos con las aportaciones de los estilos posteriores. De la misma época son los restos del claustro de San Salvador de Zaragoza ; se hallaba situado en el lado de la epístola y su desaparición fue motivada por las sucesivas ampliaciones del templo durante los siglos XV y XVI; estructuralmente pertenecía -según Peropadre- a la tradición cisterciense (Veruela), y en él lo más interesante corresponde a la labor escultórica en alabastro, en especial una ménsula figurada que cabe entroncar con el taller ilerdense de hacia 1300. De época más avanzada es el claustro de la catedral de Huesca, edificado en etapas sucesivas hasta ser concluido en el siglo XV; en estilo francogótico depurado, se decoró con escultura en portadas, capiteles y claves, más una importante serie de pinturas murales hoy casi perdidas.

Los claustros de carácter mudéjar -desatendidos en su estudio, como recuerda Borrás- requieren atención por su significado dentro del estilo. La mayoría fueron edificados durante los siglos XIV y XV, aun cuando también los hubo en época moderna. Todos participan de una gran sobriedad estructural, a base de ladrillo, en contraste con la ornamentación, que se concreta especialmente en las celosías de cierre de los vanos, y se localizan, mejor o peor conservados, en las provincias de Zaragoza y Teruel. Entre los medievales se mantienen el de las canonesas del Santo Sepulcro (s. XIV), en Zaragoza, y el de la colegiata de Santa María de Calatayud (primera mitad del XV); junto a ellos, el de la ex colegiata de Borja (XV), de proporciones catedralicias, y el de San Pedro de Teruel (segunda mitad del XIV), remodelado en época modernista. Entre los muchos desaparecidos hay que lamentar el de Santa María del Pilar en Zaragoza -conocido por descripciones del siglo XVIII- y el de San Pedro de los Francos en Calatayud. De estilo mudéjar lindante con el Renacimiento, hay que destacar dos claustros singulares: el de la catedral de Tarazona , construido a comienzos del siglo XVI por artistas moriscos , a base de ladrillo y yeso tallado para las celosías de sus vanos, y el llamado «claustro grande», en el convento jerónimo de Santa Engracia (Z.), desaparecido en 1836, que es posible rememorar a través de grabados. Este segundo claustro, realizado en dos etapas (1511-1517 y 1530-1536), recibe en la segunda -debida al aragonés Juan Sanz de Tudelilla -, las novedades italianizantes de tipo plateresco.

• Bibliog.:
Canellas, A., y San Vicente, A.: Aragon Roman; Zodiaque, 1971.
Borrás Gualis, G.: Arte Mudéjar aragonés; Zaragoza, Guara, 1978.
Guitart Aparicio, C.: Arquitectura gótica en Aragón; Librería General, 1979.
Torralba Soriano, F.: «Arte»; Aragón, F. J. March, Noguer, 1977.