Preocupantes condenas judiciales y el rol del Estado
Que en este año del “Vicente-nario”, en que el gobierno, la Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica abren su corazón a la indulgencia (compasión), escuchen el clamor desde el alma de este joven sentenciado a precio de vida.
En 2009, en Valparaíso, Juan Saavedra asesinó a Panchita, una niña de cinco años. Actuó con alevosía y superioridad de fuerzas para violarla, asfixiarla y luego lanzarla viva al mar; estos hechos aberrantes permitieron juzgarlo por homicidio calificado y darle cadena perpetua; o sea, 40 años.
En Santiago, cumple condena Jesús López Aguilera, de 20 años, “El violador de Las Condes”, por robo con violación, dos abusos sexuales y tres robos con intimidación. Nutrida bitácora de delitos. Jesús nació al final de la dictadura de Pinochet o al inicio de la vuelta a la democracia. Por tanto, es hijo de los gobiernos de la Concertación. Ésta, en sus tres períodos iniciales no le otorgó formación, tampoco después, porque debió ser tratado desde su primer delito. En cambio vivió la puerta giratoria y tras su quinto crimen en medio libre, fue condenado a 40 años sin beneficios.
El caso López es una evidente falla del Estado, que esperó que hubiera más víctimas y luego lo condenó desmesuradamente (desvergonzadamente) en relación con la condena de Saavedra. Vi por televisión cuando Jesús dijo ante el tribunal que estaba enfermo, que requería ayuda y si lo dejaban libre tal vez volvería a delinquir. El muchacho suplicó de corazón una oportunidad de redimirse, y creo que esta vez la justicia, representada por las juezas Eleonora Domínguez, Verónica Sabaj y Olga Fernández, lo condenó sin un sentimiento de humanidad que debiera estar también en el rigor de los fallos.
Estos delitos son atroces para las víctimas, sus familias y la sociedad. Pienso que los buenos estados previenen el peligro y los malos… remedian el daño (lo remedian mal). El Estado, a través de la ciencia y sus avanzados estudios y terapias, debiera tratar a alguien que nació mental y/o físicamente enfermo (esquizofrénicos u otras patologías emocionales congénitas) y destinar recursos para la vida… mucho más que los que destinan para la muerte, los ejércitos y las inexistentes guerras. Jesús es un ser humano que por su extravío y juventud requiere que el Estado se preocupe de él, que una vez tratado y si todo va bien cumpla una condena menor y se reintegre en forma vigilada a la sociedad.
No conozco a Jesús ni a su familia; sólo me inclina a decir que la penalidad de ambos crímenes tratados en esta nota debiera ser acorde con el mal causado. Ojalá alguien lo pueda explicar mejor. Que en este año del “Vicente-nario”, en que el gobierno, la Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica abren su corazón a la indulgencia (compasión), escuchen el clamor desde el alma de este joven sentenciado a precio de vida.
Titulares en tu email | Suscríbete a RSS |
Síguenos en Twitter | Grupo Facebook LN |
Envía tu noticia | Modificar sus datos |
Envía fotos Vida Social | Contáctenos |
MARTÍN HUERTA |
Cultura |
PATRICIO HERMAN |
Ciudad |
GONZALO LEÓN |
Magazine LND |
RAÚL SOHR |
Internacional |
DIEGO MOULIAN |
Magazine LND |
CLAUDIO AVENDAÑO |
Medios |
Mujer, chilena y líder de las escuelas de Saint Paul...
MARCELA ESTIBILL
MINNEAPOLIS, ESTADOS UNIDOS