En esta temporada lo que toca es comer lamprea, ya lo han hecho los blogastronomos y yo tampoco he faltado a la cita, pero esta vez cambiando las de Arbo (sitio mítico de la lamprea) por las del río Ulla, en un intento de probar alternativas a la famosa, y no por ello menos sabrosa, lamprea a la bordalesa.

En esto de la lamprea tampoco es que haya millones de posibilidades donde escoger, así que si quieres salir de lo habitual el círculo se reduce. El restaurante Chef Rivera ofrece un menú degustación por 40€ (más iva y bebida) que consta de los siguientes platos:

• Consomé de lamprea y foie gras
• Rissoto de lamprea
• Ensalada templada de lamprea y salmón ahumado
• Lamprea a la bordalaise
• Postre (un poco de descanso después de tanta lamprea)

La lamprea es fea, primitiva, de sabor fuerte y concentrado, produce pasiones y odios a la hora de comerla, pero también un extraño deseo de probar. Por eso, enfrentarse a un menú donde todos los platos tienen lamprea, da un poco de miedo.

Cualquiera de los platos del menú merecía la pena probarlo, eso si, sirve para saciar el ansia de lamprea acumulada durante el año, porque 4 platos de lamprea es mucha lamprea de dios. Quizás el plato que más me haya gustado haya sido el consomé, quizás por mi debilidad por los platos de cuchara y por el foie gras.

El resto de platos, estaban igual de buenos, todos ellos con un cierto sabor a lamprea pero sin que todo supiera a ella. Todo en su justa medida. Eso si, ya sé lo que voy a probar el próximo año: Timbal de lamprea, pasó por la mesa contigua y no paraba de decir ‘pruébame’….

Gracias a Miguel me entero de las fantásticas actividades gastronómicas que tiene preparado el Concello de Santiago para los próximos meses: un alimento de temporada y actividades a su alrededor para los fines de semana: talleres, excursiones, menús especiales, etc. Setas, pulpo, marisco, carnaval y lamprea son los elegidos.

Si vives en Galicia, hay donde elegir, y si no vives en Galicia, ¿no es una excusa perfecta para venir?

Parezco de la oficina de turismo, pero es que sinceramente viendo el programa resultan unas actividades más que apetecibles. Ya os contaré.

Sigo pensando que en O Carballiño, en Ourense es donde mejor se prepara el pulpo “á feira”. Yo creo que lo difícil de hacer el pulpo de esta manera es dar con la textura perfecta, que no esté blando, ni durísimo, tan solo consistente, que esté duro, pero que no tengas dificultades en masticarlo…y eso lo bordan en O Carballiño, eso y que en un día de feria, como fue el sábado pasado puedes hasta hacer la ronda del pulpo, de la cantidad de puestos que hay en la calle.
Ya he hablado en otra ocasión, de porque en un pueblo del interior existe tanta tradición pulpeira, así que no me voy a repetir, pero si insistir, en que si quieres probar buen pulpo en Galicia, te acercas a O Carballiño, y te pides en cualquier puesto unas cuantas raciones de pulpo, y te vas al bar de enfrente a tomarlo con un vino tinto de la casa (otra tradición de O Carballiño, coger el pulpo y tomarlo en cualquier bar, donde consumes la bebida). Por la tarde, visitas el castro de San Cibrao de Lás, os muiños do Arenteiro (donde puedes ver en funcionamiento un antiguo molino de agua, o como vivía el molinero). Y ya a la vuelta te paras en Cea a coger “unha peza de pan” que es la delicia de los dioses.
Y si ya aún encima, disfrutas de buena compañía, como yo este sábado…¿que más se le puede pedir a este verano invernal?

Vila de Cruces, años 40, la explotación de las minas de wolframio alimentan la industria bélica de Hitler durante la segunda guerra mundial, convirtiendo a este pequeño pueblo en una auténtica “mina de oro”.
LLegaron a habitar el poblado de Fontao 30.000 personas, se construyeron barracones para los obreros y demás personal de la mina, cines y según cuentan los vecinos entre cuncas de viño, hasta 28 barras americanas.

Hoy, cuesta abrirse camino entre lo que queda de aquel poblado. En un intento de recuperación, han hecho un proyecto de rehabilitación de los barracones en viviendas sociales, que podrían estar bien si no fuera, porque el mantenimiento y los servicios son más escasos de lo que debieran.

Del resto del poblado queda en pie el cine, las casas de los ingenieros y capataces, algún barracón más de obreros todavía sin rehabilitar y las minas, a las que carteles de “Atención labores mineras abandonadas, prohibido el paso” impiden el acceso a lo que por otra parte podría convertirse en un interesante museo al aire libre de la historia de este país.

No esperéis indicaciones que os lleven al lugar, esto es Galicia, eso si, hay bastantes carteles anunciando restaurantes y casas rurales. ¿No se les ha ocurrido pensar que la rehabilitación de la zona en “algo visitable” podría atraer a más visitantes?

Creo que como yo, hay mucha gente a la que le gusta combinar cultura, naturaleza y gastronomía en los fines de semana, que los restaurantes y sobretodo las casas rurales no aprovechen esta demanda (exigiendo a las administraciones locales su actuación), me sigue pareciendo cuanto menos, sorprendente y siempre cabreante.

pd. Si queréis saber un poco mas de esta historia os recomiendo leer el libro “Galicia en guerra“.

Antiguamente en Galicia, y en muchos otros sitios, las castañas eran uno de los el alimentos principales de las familias, todas las muchas comidas estaban acompañadas por castañas como guarnición. Los bosques estaban llenos de longevos castaños que alimentaban a varias generaciones de familias. Tras la recogida en invierno, se preparaban para su conserva y utilización durante todo el año.

Con el descubrimiento de América vino también el descubrimiento del maíz y de la patata y poco a poco las castañas fueron sustituidas por estos dos alimentos, hasta quedar reducidos a un alimento invernal más, pero ya no la base el complemento de muchos platos diarios.
Ahora, apenas si se encuentran sitios donde sirvan castañas como guarnición a una carne o incluso a unos huevos fritos, por eso, cuando este fin de semana fuimos a O Caurel, fue muy agradable y sabroso que nos sirvieran los platos de la cena acompañados de una gran fuente de castañas en lugar de unas patatas fritas (aunque estas también aparecieron).
Ni que decir tiene que esas castañas cocidas estaban sabrosísimas acompañando a un plato de huevos fritos con chorizo, dosis extra de energía para una buena caminata por los bosques de castaños del día siguiente, donde por cierto, se empiezan a ver las primeras señales de la llegada de la primavera:

No muy lejos de mi casa, han abierto hace unos meses un local de comida para llevar, que me encanta. Para empezar por el propio local, la cocina se podría decir que es el mostrador, en la tienda misma es donde cocinan, una cocina de leña se esconde al fondo y las cacerolas se acumulan sobre el mostrador para que tu escojas lo que te quieres llevar. El simple hecho de ver como se cocina lo que te vas a comer, sin lugar a dudas, ofrece muchísima confianza y es que además la comida está buena.
Ofrecen menús diarios de comida casera a 6€ y otras comidas para cenas y comidas, por supuesto, tambien funcionan como catering, que imagino es donde este tipo de negocios hacen realmente dinero.
En lo últimos tiempos han crecido este tipo de establecimiento, lógicamente en base a una demanda de gente sin tiempo o ganas para cocinar. Algunos creo yo con más éxito que otros, unos son una tienda más donde te venden comida, en otros, como Casa Nicolás, se convierten en tu sitio de confianza donde sabes que puedes comer como en casa. Conseguir transmitir esa confianza entre la clientela es difícil y no es por un solo motivo: un trato al público impecable, unas raciones equilibradas, el poder ver como se cocina, el que la comida esté buena, facilidades a la hora de llevarte distintas comidas y un precio razonable.
Ah, y si algún día vais, comprad también pan. Se han hecho con una buena selección de panes (os recomiendo el de brona), cuando ahora es difícil encontrar un pan que no sea congelado y horneado electricamente….a ver cuanto nos dura.

Los detalles,

Así definiría la II Xantanza de Blogastronomos, llena de detalles gracias a la exquisitez y generosidad de Pepe Solla.
No es la primera vez que hablo de ellos para definir este restaurante, pero el sábado los detalles estaban escondidos por todas partes: unos formaban parte de la identidad del local, otros, se habían conjugado como alquimia perfecta con la blogogastronomía alli reunida.
La luz natural sobre la mesa, los diferentes ambientes creados, una carta diseñada para la ocasión, la armonía de la cocina al emplatar, conversaciones cruzadas, un Arguiñano desconcertado y desconcertante, elegancia en las líneas que acompañan a los alimentos, Pepe te sirve la sopa de cebolla, historias de cacheiras que viajan a ultramar, un equipo de profesionales perfectamente coordinados y atentos, platos una y otra vez fotografiados, sentirse mimado en todo momento…
Varias pinceladas comestibles,
Los berberechos, tan solo hechos al vapor en unos cestos de bambú, harían vibrar al propio Santi Santamaría por aquello de la calidad del producto.
La exaltación del grelo en el plato de pescado, exquisito y mucho mejor que la difícilmente cortable acelga de la anterior ocasión.
Nuevamente el desconcierto ante la textura de ese huevo cocido a 65º

Que viva la sopa de cebolla servida sobre un plato con vieira!!
El plato estrella, la costilla de cerdo ibérico confitada y dorada, deliciosamente tierna y con la mejor compañía, los tirabeques.
La milhoja de merengue, simplemente insuperable.
Un O Porto, Brunheda 2000.
La xantanza,
Es como si entre la anterior xantanza y esta no hubiera espacio temporal, tan solo espacial…y además de pocos kilómetros, más personajes, más cámaras, más conversaciones pero la misma devoción por el buen yantar compartido.

Impresiones varias,
Another cow in the corn, Capitulo 0, Colineta, Deakialli, De Pinchos, Gourmet de provincias, Laconada, Pantagruel

Tener que comer fuera a diario es una incomodidad como otra cualquiera, la verdad es que yo echo muchiiisimo de menos, el poder comer, aunque sea a toda velocidad, en mi casa, cocina casera de la de siempre, variada, sana, que no sepa a frito….

El caso es que cuando tu lugar de trabajo está en un polígono industrial, suelen florecer a su alrededor todo tipo de restaurantes que ayudan a llevar mejor la digestión.
Como el saber si no se comparte no es verdadero saber, ahí van mis recomendaciones para todo aquel que trabaje en el Polígono industrial de Sabón, en Arteixo (A Coruña):
El menú del día es una oferta que hay que aprovechar, en la cervecería Triskel (frente al ayuntamiento, C/Francisco Mosquera, 1, Telf.: 981 641205 ) están de vicio los huevos rotos con chorizo y patatas; en el Sabón Bar, uno de mis preferidos últimamente, (al lado de la gasolinera, Avda. Finisterre, nº3 bajo, Telf.: 981 641056), de estilo moderno y desenfadado, te puedes tomar un menú del día por 9€ que suele ser del estilo de su carta: ensaladas variadas, pastas o revueltos. Pero si lo que te apetece es tomar pasta lo mejor es pasarse por el restaurante italiano Scaloni (c/ Uxio Novoneyra, 4, Telf.: 981 601195), pasta, risottos, ensaladas y pizzas de calidad con la ventaja de poder combinar los primeros compartidos con medios platos, suele salir por unos 10€ por cabeza.
Si lo que quieres tomar es una buena ración de empanada (riquísima la de zamburiñas) no dejes de pasarte por Las Rozas y remata la faena pasándote por su pastelería.
Ahora bien, si es hora de darse un homenaje con los compañeros de trabajo, este polígono por alguna razón que desconozco es el rey de los arroces con lubrigante.
El Gardel (Avda Finisterre, 39, Telf.: 981600724), los Robles (Trv. de Arteixo, 3, Telf.: 981 633380) o el Florida (Avda. Finisterre, 19, Telf.: 981 633084) son algunos de los que ofrecen este plato, eso si, unos con mejor suerte que otros (personalmente me quedo con el Florida), en cualquiera de ellos la carne es una segunda buena opción.
¿alguna sugerencia más para probar?

¿Que puedo decir del restaurante Yayo Daporta que no hayan dicho ya mis compañeros de Xantanza? Pues poco, la verdad, porque creo que ellos lo han expresado perfectamente. Sin embargo, no puedo dejar de comentar al menos, mis impresiones y sensaciones por los platos que desfilaron por nuestra mesa.

Para empezar esa Mousse de coliflor con vinagreta de café, berberecho y aceite de albahaca. Me ha sorprendido sobretodo la vinagreta de café, aromas que no eran excesivos ni recargantes y combinaban a la perfección con la coliflor, en una textura cremosa.
El foie-gras es uno de mis platos preferidos, así que encontrarme dos platos con foie-gras en este menú, me encantó. Me quedo con la tarrina de foie-gras con queso de arzúa y calabaza caramelizada. Sobre la tostada, el foie-gras cremoso y la combinación con la calabaza, fantástico. El segundo plato de foie-gras (sobre calabaza crocante y salsa de trufas) me gustó menos, la calabaza aquí apenas tenía presencia y la mezcla con la salsa de trufas no me entusiasmó.
Los mejillones en tempura sobre crocante de arroz y algas me pareció otra delicia del menú: por la presentación, por la esponjosidad de la tempura, el tamaño y sabor concentrado de los mejillones y el contraste del crocante de arroz. Mi preferido junto con la mousse de coliflor y la tarrina de foie-gras.
Otro plato que hay que destacar son las ostras sobre royal caramelizada de coliflor y maracuyá, espinacas fritas y vinagreta de zanahoria, aunque las ostras no son plato de mi devoción, la verdad es que el plato estaba exquisito.
El San Martiño asado con verduras ecológicas salteadas con zamburiñas, simplemente correcto. Eso si, el mío estaba en su punto.
Los postres, de la infusión de frutos rojos con helado de queso fresco, el helado me pareció cremoso y realmente delicioso.
Al margen de los platos, coincido con mis compañeros en que este cocinero promete. Con una timidez y reserva peculiar trasmite ganas y amor por la cocina. Yo creo que repetiré.
Si queréis leer otras opiniones, pasaos por: Gourmet de Provincias, De Pinchos, Another Cow in the corn, Colineta, Pantagruel, supongo, Laconada, La Caja de los Hilos
Restaurante Yayo Daporta
Rúa Hospital,7
Cambados, Pontevedra
Telf.: 986 526062

A veces, cuando vas a un restaurante no te fijas en los detalles, te dedicas simplemente a disfrutar de la comida.
En Casa Solla, te das cuenta de que cada detalle está concebido para su disfrute, para hacer de la experiencia de acudir a un restaurante algo único: la vajilla que mima y realza cada plato, la luz ambiental que invita al sosiego y a la calma, el diseño minimalista del local que no distrae nuestra atención, la elegancia de la cocina siempre presente, los pasos coordinados de los camareros al servir los platos en la mesa, esos guiños locales en pequeños detalles como la pizarra usada como bandeja,…en definitiva, una experiencia para todos los sentidos.

Creo que además tiene muchísimo mérito haber sido capaz de adecuar este local emblemático a la vanguardia de la cocina contemporánea, algo imposible de hacer si no se tiene pasión por la cocina. Y eso, Pepe Solla lo transmite en todo momento.

De los platos, que deciros de un menú degustación de 4 entrantes, 1 pescado, 1 carne y 4 postres, salvo que los probéis, porque todos han sido una pequeña sorpresa. Me ha hecho muy feliz encontrarme con tanta sopa, ese sabor concentrado que esconden me encantan.
Entrantes:
Crema de calabacín con parmesano y empanada, no me preguntéis por qué pero que la crema estuviera caliente me desconcertó, supongo que esa era la intención, engañar con el queso para descubrir una crema caliente.
Atún rojo macerado en salsa de soja. Una textura sorprendente para el lomo de estos atunes, como Solla define, una golosina, que además dentro de la boca se deja acariciar por crujientes granos de sal. Una sorpresa deliciosa, de los que más me han gustado.
Foto: Soledad Felloza
Vieira en sopa de cebolla, lo que he disfrutado yo de esa sopa…
Bogavante con setas de temporada. La variedad de setas en su punto y sabrosas.
Tosta de huevo a 64º. Este es uno de los platos estrella de Casa Solla, en su menú siempre hay un plato de huevo, y resulta toda una sorpresa. No sabría que deciros sobre él, poco sobre el sabor: a huevo; pero la textura me dejó desconcertada, mi paladar, poco acostumbrado a nuevas texturas en platos conocidos, no daba crédito a esa cremosidad. En contra de lo que pueda parecer, me resultó extraño este plato en los primeros bocados.
Plato de pescado:
Foto: Soledad Felloza
Merluza con caldo de cocido, buenísimo el caldo y buenísima la merluza. Eso si, dificilísima de cortar la acelga.
Plato de carne:
Foto: Soledad Felloza
Rabo de buey envuelto en puerro y sobre una cama de puré de patata. Quizás de los platos que menos me gustó, demasiado hecho, quizás?
Postres:
Foto: Soledad Felloza
Tarta de manzana. Bien.
Espuma de coco sobre crema de frambuesas. La textura de la espuma de coco impresionante.
Leche, cacao, avellanas y azúcar….a que os recuerda?
Milhojas de merengue, crujientes hojas, como nunca las había probado. Mi preferido.
Foto: Soledad Felloza
Variado de postres, pura gula, entre los que destaco las bolas de cacao cubiertas de cardamomo, para el que le guste el sabor del cardamomo una perdición.

Por último, la sobremesa, ambiente diferente, pero igual de cuidado, un saloncito que invita a la conversación, donde disfrutar de la sobremesa, un café, una copa y como señores…después de casi 5 horas de fiesta gastronómica.

Una estrella michelín, integrante del grupo nove, ¿quien ha dicho que no hay vanguardia en la cocina gallega?

Restaurante Solla
Avda. Sineiro, 7
San Salvador de Poio, Pontevedra
Telf: 986 872884

Si te ha sabido a poco lee también: Capitulo O, El País