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Enseñanza superior

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Introducción

Enseñanza superior, periodo de estudios avanzados que se inicia al término de la enseñanza media superior (preparatoria, bachillerato), con el fin de formar y capacitar técnicos y profesionales mediante el conocimiento científico-tecnológico en el más alto nivel.

La enseñanza superior engloba una serie de cursos de nivel de pregrado (impartidos por escuelas universitarias que ofrecen la titulación del grado de diplomatura) y de postgrado (impartidos por facultades universitarias con titulaciones de licenciatura, maestría y doctorado), pero también incluye la educación superior tecnológica. La enseñanza superior comprende un conjunto de instituciones públicas y privadas con régimen jurídico propio, ofertas profesionales y de postgrado, antigüedad, tamaño, capacidad de investigación, instalaciones y recursos diferentes.

Aunque son principalmente las universidades las que proporcionan este tipo de educación, hay otras instituciones públicas o privadas que realizan los mismos cometidos: los institutos tecnológicos y los politécnicos. En Inglaterra y Gales, los institutos politécnicos se crearon siguiendo el White Paper de 1966, aunque desde 1992 han sido incluidos en el sector universitario. En Francia, estos institutos surgieron en el mismo periodo; aunque están unidos a las universidades, operan como instituciones independientes con la misión de formar profesionales en diversas ramas del desarrollo tecnológico. En Alemania, las escuelas Fachhochschulen y en los Países Bajos las escuelas HBO (Centro Profesional Superior), cumplen los mismos objetivos. En España, los estudios técnicos también son universitarios y están integrados desde 1972 en las denominadas universidades politécnicas.

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Historia de la enseñanza superior

Las primeras universidades surgieron en la alta edad media, en el siglo XII. Las fechas precisas de su fundación son discutibles, pero entre las primeras estaban la Universidad de Bolonia, las Universidades de París y la Universidad de Oxford, todas ellas ligadas a la Iglesia. En cuanto a su organización, las universidades fueron un fenómeno europeo; instituciones análogas existían en otras culturas en forma de escuelas religiosas, como las del mundo islámico, o escuelas cortesanas, como en la India, Japón y China.

En los comienzos del mundo moderno el patrocinio real sustituyó a la Iglesia, particularmente en los países protestantes del norte de Europa. El currículo universitario se transformó adaptándose a las nuevas inquietudes educativas del renacimiento. Aunque muchos graduados formaron parte de distintas órdenes religiosas hasta los siglos XVI y XVII, surgieron otros centros docentes con menor vinculación a la Iglesia. Sin embargo, el siglo XVIII fue un periodo de estancamiento. La revolución científica condujo al establecimiento de otras instituciones, como las sociedades reales en Inglaterra o la Academia de las Ciencias en Rusia (véase Academia). Con la Ilustración, las universidades vivieron una época de gran desarrollo, aunque la actividad intelectual residía en los salones aristocráticos y los círculos literarios.

La mayor parte de las universidades actuales surgieron en dos etapas. La primera tuvo lugar hacia mediados del siglo XIX como resultado de la Revolución Industrial y el desarrollo del Estado moderno. La segunda se inició después de la II Guerra Mundial. Debido a la creación de sistemas universales de educación secundaria y terciaria, al desarrollo económico y a las aspiraciones democráticas, la demanda de enseñanza superior y el número de estudiantes se multiplicó. Surgieron nuevos centros docentes, muchos de ellos ubicados en lugares apartados y poco desarrollados. Otras instituciones, como los centros de estudios tecnológicos avanzados, se integraron en el sistema universitario.

Hoy la enseñanza superior se encuentra en una tercera etapa y se enfrenta a una serie de problemas de diversa índole. Nos encontramos en un mundo en rápido cambio, se percibe la necesidad de una nueva visión y un nuevo modelo de enseñanza superior, que debería estar centrado en el estudiante, lo cual exige, en la mayor parte de los países, reformas en profundidad y una política de ampliación del acceso, para acoger a categorías de personas cada vez más diversas, así como una renovación de los contenidos, métodos, prácticas y medios de transmisión del saber, que han de basarse en nuevos tipos de vínculos y de colaboración con la comunidad y con los más amplios sectores de la sociedad.

Uno de los retos más importantes a los que se enfrentan las instituciones de educación superior, es formar a los estudiantes para que se conviertan en ciudadanos bien informados y profundamente motivados, provistos de un sentido crítico y capaces de analizar los problemas de la sociedad, buscar soluciones, aplicar estas y asumir responsabilidades sociales.

Para alcanzar estos objetivos, puede ser necesario reformular los planes de estudio y utilizar métodos nuevos y adecuados que permitan superar el mero dominio cognitivo de las disciplinas. Esta reestructuración de los planes de estudio debería tomar en consideración las cuestiones relacionadas con las diferencias entre hombres y mujeres, así como el contexto cultural, histórico y económico, propio de cada país. La enseñanza de las normas relativas a los derechos humanos y la educación sobre las necesidades de las comunidades del mundo entero deberían quedar reflejadas en los planes de estudio de todas las disciplinas.

La última Conferencia Mundial sobre la Enseñanza Superior de la UNESCO, celebrada en octubre de 1998, además de aportar la información antes mencionada, ofreció datos sobre el número de estudiantes universitarios en el mundo: si en 1960 había un total de 13 millones, en 1995 esta cifra se multiplicó por 6,3, es decir, 82 millones de estudiantes universitarios. En cuanto a centros docentes, en España las universidades se han multiplicado casi por dos desde la década de 1970, de modo que hoy existen universidades en prácticamente todas las capitales de provincia. También es notorio a partir de 1990 el aumento de las universidades privadas.

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La educación superior en el mundo

En los diversos sistemas de enseñanza superior existen diferencias significativas. La primera se da entre las universidades tradicionales, con cursos académicos más teóricos que prácticos, que han mantenido un rasgo distintivo caracterizado por un alumnado de elite, y las universidades que han establecido sistemas unificados.

La segunda diferencia se refiere al lugar donde llevar a cabo la investigación científica: en las universidades y otras instituciones de enseñanza superior o en centros especializados. En el Reino Unido y en la mayor parte de Europa y Estados Unidos, las universidades son instituciones líderes en la investigación. Sin embargo, en Francia la promoción de la investigación se lleva a cabo principalmente en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), aunque existen delegaciones del CNRS en casi todos los campus universitarios. En España, que sigue el modelo francés, existe el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En la mayor parte de los países de Europa oriental y en la antigua Unión Soviética, las universidades tienen sólo un limitado campo de investigación. Las principales unidades de investigación forman parte de las distintas academias de ciencias con institutos especializados.

Sin embargo, estas diferencias tienden a desaparecer, dado que todos los sistemas e instituciones de educación superior se enfrentan a las presiones de la sociedad postindustrial y adoptan estrategias de organización similares. Así, los modelos binarios, con estructuras predeterminadas por el Estado, están siendo reemplazados por sistemas unificados donde la diferenciación orientada por el mercado desempeña la parte más relevante en la determinación de los resultados de las instituciones. Los fondos para la investigación han aumentado y las perspectivas de la industria le dan más peso, aun cuando la investigación se continúa realizando fuera de la universidad. Al mismo tiempo, los laboratorios de investigación especializada se van integrando en un sistema más amplio de educación superior.

También se aprecian diferencias en los programas académicos. Se observan tres estilos diferenciados dentro de la moderna tradición universitaria. El primero hace hincapié en el desarrollo del conocimiento científico, la investigación y los estudios siguiendo la tradición humboldtiana de la universidad alemana. El segundo resalta la formación profesional, representada por las grandes escuelas francesas. El tercero pone el énfasis en una educación liberal y crítica, estilo que siguen las universidades de Oxford y Cambridge en el Reino Unido.

Estas diferencias tienden también a disminuir. La mayor parte de las naciones desarrollan sistemas de educación superior de masas, los cuales deben incorporar aspectos de las tres dimensiones señaladas: la científica, la profesional y la crítica-liberal. Muchos estudiantes que hoy inician una educación superior carecen de la cultura académica tradicional que caracterizó a los que ingresaban en un sistema selectivo desde el punto de vista educativo y social. El gradual aumento de titulados superiores en el mundo es consecuencia de la cada vez mayor demanda laboral; hoy la mayoría de los estudiantes no cursan este periodo de estudios para ejercer profesiones relevantes ni para conseguir puestos de elite. Nuevas asignaturas se han incorporado al currículo de la enseñanza superior, algunas en respuesta a los avances científicos, pero la mayoría con el fin de ofrecer más alternativas profesionales.

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