2 Seminaris
Proposta de Seminari 1:
Aportacions possibles de la psicologia
a la superació del conflicte de l'Irak
Aquest Seminari sorgeix de les inquietuds del professorat del Departament de Psicologia de l'Educació en front d'aquest conflicte, i de la consciència de que la nostra tasca docent i investigadora no està gens allunyada d'aquesta problemàtica.
Pren forma també tot responent a la presa de posició i les recomanacions que el govern de la UAB està fent en aquests dies.
OBJECTIUS
Realitzar aportacions concretes en l'anàlisi del fenomen, des de les nostres àrees de coneixement de cara a preses de posicions personals i col.lectives especialment orientades a contribucions optimitzadores i àdhuc accions puntuals.
La transmissió d'aquesta anàlisi a la tasca docent, en la mida del possible, i l'estimulació de l'esperit crític i constructiu en els alumnes.
METODOLOGIA
Reunió dels professors del Departament. Podria ser d'un màxim de 2 hores. Potser entre 13.30 i 15.30.
PONÈNCIES: (primera hora)
Intervencions ja previstes i preparades, molt breus d'entre 5 i 10 minuts amb exposició dels punts, idees centrals, amb brevíssimes argumentacions sense redundàncies (ja ens entenem entre psicòlegs). (Primera hora)
Les aportacions haurien d'estalviar les idees ja reiterades de la premsa i dels mitjans en general centrades en aspectes exclusivament polítics.
Tractar d'enfocs estrictament psicològics, educatius, socials, i especialment optimitzadors i/o preventius.
Procurar que els continguts i la metodologia s'orientin a innovar.
No menysprear idees o suggeriments ambiciosos o quasi-utòpics que puguin estimular altres més realistes.
DISCUSSIÓ (segona hora)
Amb una moderació estricta i fluida que faci possible la participació de tots
Sense redundàncies.
SEMINARI 2
DOCTORATS DEL DEPARTAMENT DE PSICOLOGIA DE L'EDUCACIÓ SEMINARI OBERT L'assetjament psicològic laboral es dóna més en professions docents o sanitàries? Ponent: Dr. Miquel Angel Pellicena DIMECRES 12 DE FEBRER DE 2003 18:30 SEMINARI DE PSICOLOGIA BÁSICA Organitza: Dr. Santiago Estaún
Mariela Orozco Hormaza[1]
INDICE
1.
El subdesarrollo
2.
El programa
3.
El problema: sus fuentes
· Análisis o significación de las prácticas
· Reflexión de la madre comunitaria
· Noción de desarrollo utilizada para la reflexión
· Efecto del programa en los niños
4.
Noción de desarrollo
5.
Problemas ideológicos de la noción de desarrollo
· Concepción universal de desarrollo
· Desarrollo en contextos específicos
6.
Una propuesta
El
lector debe tener en cuenta que este texto fue escrito para dictar una conferencia y no
como texto para ser leído
En
primer lugar, muchas gracias por el honor que me han otorgado al invitarme a dictar la
conferencia que inaugura los programas de 3º ciclo del Departamento de Psicología de la
Educación, en particular, al director del departamento, Dr. Conrad Izquierdo y a los
directores de los programas de doctorado: Drs. Candido Genovart y Jaume Cruz, Santigo
Estaún y Adolfo Perinat.
No es
un azar que me hayan solicitado dictar esta conferencia; de alguna manera represento a un
buen número de colegas latinoamericanos que han visitado este Departamento en el marco de
la Red COMLEDUC PIRINEOS ANDES, bajo la coordinación del Dr. Adolfo Perinat.
En la
misma conferencia recojo gran parte de las conversaciones, discusiones y entrevista
sostenidas con los profesores que nos han visitado en Cali, Drs. Adolfo Perinat, José
Luis Lalueza y Marta Sadurni, que dan origen a las inquietudes que quiero compartir y
discutir con ustedes.
[1] Centro de Investigaciones en Psicología, Cognición y Cultura, Universidad del Valle, Cali, Colombia
morozco@mafalda.univalle.edu.co
El SUBDESARROLLO
Quiero
empezar con un planteamientos que el Dr. Carlos Frade, hizo en noviembre del 2000, en la
conferencia que dictó para inaugurar el doctorado de Psicología de la Comunicación de
este Departamento.
Al
explicar el efecto anestesiante del término globalización, el Dr. Frade señala que uno
de sus usos más extendidos, se refiere a algo que pasa, que nos afecta a todos, ...
que deja a tres cuartos de la humanidad en la pobreza.
Es
desde esta perspectiva que hablo de subdesarrollo y que me niego a utilizar el eufemismo
de países en vía de desarrollo. Entiendo por subdesarrollos la creciente marginalidad en
que caen día a día sectores mayoritarios de la población del mundo, la miseria
creciente de los llamados países tercermundistas, el desempleo en aumento, la precariedad
de los servicios de salud y educación, que los estados prestan a sectores mayoritarios de
población.
El
Mapa Mundial del Hambre, presentado a principios de este año por la dirección del
Programa Mundial de Alimentos (PMA), revela la existencia de una serie de países
problemáticos, entre ellos Colombia, en donde las personas mueren de hambre como
consecuencia de la violencia. Según el PMA, solamente Colombia, en Latinoamérica, forma
parte de esta categoría, por que el conflicto armado "ha provocado que 4,9 millones
de personas ... sean incapaces de satisfacer sus necesidades alimenticias".
El
Informe de Desarrollo Humano para Colombia 2000, de la ONU y el Departamento de
Planeación Nacional (DNP), señalan que en el país la desnutrición crónica es del 14%
(840.000 niños menores de 5 años), indicador que se refleja en los efectos acumulativos
del retraso en el crecimiento. El 3 por ciento de ellos, es decir unos 25.000 niños,
padece de desnutrición severa, que afecta principalmente a los bebés de entre uno y dos
años.
Un
estudio sobre deficiencia de micronutrientes del Instituto Nacional de Salud (INS) señala
que en Colombia cerca de nueve millones de personas viven en condiciones de pobreza y
padecen graves enfermedades por una nutrición inadecuada. Ese mismo estudio revela que
una de cada cuatro mujeres entre los 15 y 49 años sufre de anemia, mayoritariamente las
que están ubicadas entre los 15 y los 19 años.
Vivo
en Cali, Colombia, una ciudad con 2.000.000 de habitantes, con un índice de desempleo del
22%; esto quiere decir que 440.000 personas, hábiles para trabajar, no tienen empleo
alguno.
Sin
embargo, ¿a que se llama empleo en los países subdesarrollados? A un incremento
creciente del empleo de tipo temporal y a un incremento aún mayor de empleo de tipo
marginal.
En
cada esquina de las amplias avenidas que cruzan mi ciudad, se localizan entre 5 y 10 muchachos que limpian cristales de
coches, venden periódicos, caramelos, frutas y últimamente tarjetas de telefonía móvil
y cuando no hay venta, atracan y roban.
Igualmente,
las calles centrales de esta ciudad y de todas las grandes ciudades latinoamericanas,
están congestionadas por vendedores ambulantes, que ofrecen mercancía barata
de contrabando y que por su venta obtienen ganancias exiguas.
Países
sin oportunidades, en los cuales, los obreros, que trabajan 8 horas al día en una
fábrica y tienen prestaciones, pocas veces en su vida, se pueden dar el lujo de un viaje
de vacaciones a su pueblo de origen y raras veces llegan a comprar un coche.
En el
caso particular de mi país, el subdesarrollo se hace cada vez más evidente, gracias a
más de 2.000.000 de desplazados, por una guerra entre compatriotas, en la cual los dos
bandos se apoyan en el inclemente comercio de droga que es la única exportación que
aporta grandes ganancias al país.
Los
desplazamientos producidos por la pobreza del campo y por la violencia, han sido de tal
magnitud en los últimos 50 años, que han cambiado la estructura social del país y
pasamos de un país que antes de los años 50 tenía un 75% de su población en el campo a
la situación actual en la que esta proporción se ha invertido y ahora más del 60 %
habita cinturones de miseria alrededor de las ciudades.
EL PROGRAMA
En
este contexto, el Gobierno Colombiano institucionaliza una práctica que en ciertas
poblaciones colombianas era ampliamente utilizada por las comunidades, llamada, madres
comunitarias. Cada madre comunitaria atiende en su casa un promedio de 15 niños, entre
los 3 y los 6 años, mientras sus padres, generalmente su madre, trabaja.
La
madre comunitaria recibe del Gobierno cierta dotación para montar el ahora denominado
Hogar Comunitario y un salario exiguo. El gobierno igualmente suministra a los
niños alimentación diaria y cierta protección en salud. El programa tiene una amplia
cobertura en todo el país, en sectores marginales de población.
En 1996, en una investigación
diagnóstica adelantada por uno de los equipos que dirijo en el Centro de Investigaciones
en Psicología, Cognición y Cultura, de la Universidad del Valle, sobre las prácticas
cotidianas de las madres en los hogares comunitarios del Distrito de Aguablanca, en Cali un
sector donde habita más de medio millón de personas en condiciones de pobreza extrema
nos permitió encontrar niveles aceptables de asistencia básica para los niños en
comida y salud, el hambre y la mortalidad en este sector de la población infantil están
prácticamente resueltas, pero una ausencia total de propuestas educativas, en las madres
cuidadoras.
El diagnóstico muestra que las
cuidadoras someten a los niños a una escolarización temprana: dibujar, hacer planas,
recortar y pegar papel, constituyen las actividades más comunes; cuando no, a rutinas
carentes de sentido como ver televisión, o simplemente no hacer nada, durante largos
periodos de tiempo y dormir la siesta; igualmente, encontramos dosis altas de violencia en
las relaciones entre los niños.
De manera simultanea, el
diagnóstico nos permitió observar a líderes comunitarios del sector, abuelas y
jóvenes, quienes adelantan programas de recuperación de prácticas ancestrales propias
de su cultura de origen para promover experiencias positivas entre grupos de jóvenes y
permitirles reflexionar sobre sus proyectos de vida.
Estos referentes son el punto
de partida del Programa de Recuperación de Prácticas Culturales[2]
con el cual logramos:
· Recuperar prácticas de la tradición oral de comunidades
negras del Pacifico colombiano, como: juegos, rondas, danzas y relatos.
· Significar cada una de las prácticas recuperadas desde la
perspectiva de las competencias cognitivas,
sociales y psicomotoras que la ejecución de las mismas exige a los niños.
· Transformar
las prácticas en instrumentos educativos al servicio de los niños, las cuidadoras y la
comunidad en general.
En el Programa participan por
lo menos tres tipos de agentes: el equipo de la universidad compuesto por psicólogos y
comunicadores sociales, quienes orienta el programa; los adultos que ayudan a recuperar
las prácticas, generalmente las abuelas de las comunidades y en algunos pocos casos,
concretamente en las danzas, grupos de jóvenes; las madres comunitarias que se apropian
de ellas y las utilizan para trabajar directamente con los niños.
EL PROBLEMA: SUS FUENTES
Todas las prácticas
recuperadas son propias de la cultura de origen de los padres de los niños que atienden
los hogares y posibilitan praxis particulares de las cuales derivan experiencias que
resultan significativas para ellos. Sin embargo, nos preguntamos: ¿Cuál es el
significado de tales prácticas desde la perspectiva del desarrollo de los niños?
Análisis o significación de las prácticas
La
totalidad de las prácticas culturales recuperadas juegos, rondas, relatos y danzas - se
analizan desde la perspectiva de los procesos lógicos superiores que posibilitan en
quienes las ejecutan, entre ellos: lenguaje, operaciones mentales, así como la
psicomotricidad y socialización que facilitan. El análisis está igualmente orientado
por la afectividad del niño que aprende, entendida esta, no sólo como expresión de
afectos, sino como deseo de aprender, de interactuar, de compartir, etc.
El
análisis de las prácticas desde esta perspectiva, nos ha permitido encontrar en las
demandas cognitivas, afectivas y sociales que las prácticas generan a quien las ejecuta,
operaciones y procesos como la clasificación, la
inferencia de tipo lógico y mental, la correspondencia, la seriación, el orden, las
reglas y normas a cumplir en la interacción con el otro y un gran despliegue de alegría
y vida.
Desde esta perspectiva, la
experiencia que los niños derivan de la práctica no es aprender a bailar y con este
aprendizaje, la simple coordinación del movimiento con el ritmo de la canción. El
análisis de las danzas permite inferir las coreografías y en ellas, el orden y las
secuencias, las correspondencias entre quienes bailan, la centración en el tiempo de los
ritmos. Suponemos entonces que a través de estas actividades sencillas los niños pueden
construir herramientas de pensamiento, sociales y afectivas necesarias para su desarrollo.
Reflexión de la madre comunitaria
Con
los resultados obtenidos de la recuperación y significación de las prácticas
culturales, se diseña una propuesta educativa que entregamos a las madres comunitarias
que participan en el Programa. Suponemos que ellas pueden mejorar sus relaciones
cotidianas con los niños, cuando adquieren la capacidad de acceder consciente y
reflexivamente a las habilidades cognitivas, sociales y psicomotoras que los niños ponen
en funcionamiento al participar las prácticas que les enseñamos a utilizar. (Martí, 1995; Flavell, 1987; Brown, 1987).
La madre comunitaria debe saber
para qué sirven las prácticas y cómo se puede utilizar cómo instrumentos educativos,
este es un conocimiento que no está basado en la experiencia, sino que se articula con la
reflexión. Por ejemplo, no solo proponemos a las madres que aprenda a bailar y a jugar;
que conozcan los relatos y las rondas, sino que reflexione sobre las habilidades que ella
misma pone en juego y que el niño puede desarrollar si danza, juega, escucha y participa
en un relato o en una ronda.
Intentamos que las
madres comunitarias reflexionen sobre las prácticas para que cuando las realicen con los
niños éstas resulten significativas para ellas y entienda la importancia que tienen su
educación y desarrollo. Con esta estrategia pretendemos evitar que la práctica cultural
se convierta en una receta que aplican mecánicamente, sencillamente, porque los de
la Universidad dicen que son buenas. Sin embargo, somos conscientes que la
reflexión que impulsamos, está orientada por un conocimiento extraño al mundo de las
madres, a sus prácticas de crianza: en las
barriadas del tercer mundo no circula la noción de desarrollo del niño.
Sin embargo, en el hogar
comunitario se presenta una dinámica social, que prontamente supera los objetivos que
equipo de la universidad se propone.
Las madres comunitarias, que
entiende la función de las prácticas en la educación de los niños, al estar en
contacto diario con ellos y entender las ventajas que su utilización les reporta tanto a
ellas como a los mismos niños, empiezan a adaptar las prácticas aprendidas y algunas que
ellas mismas recuperan, a las posibilidades de los niños.
La madre entonces trabaja con
el niño consecuentemente con la comprensión que ella tiene de lo que la práctica
significa para ellos.
Se trata entonces de enseñar a
las madres comunitarias a ver al niño a través de las prácticas, suscitando en ellas
una reflexión sobre las habilidades y herramientas que las prácticas y actividades
cotidianas posibilitan. Suponemos que esta conciencia de la madre enriquece la experiencia
del niño.
A través de los bailes, las
rondas, los juegos, los relatos, la madre que conoce los procesos y operaciones que las
prácticas posibilitan, ayudan a los niños a interactuar entre si, a respetar las reglas,
a bailar siguiendo al otro, conservando los papeles que les corresponden, en
correspondencia con la pareja o el compañero; a ubicarse antes de y después de, en
función del lugar que ocupan en el baile o juego. Esto mismo sucede con las rondas y los
relatos, las otras prácticas recuperadas; estas son las herramientas de pensamiento y de
socialización, que intentamos que los niños aprendan y que suponemos contribuyen a su
desarrollo.
Las
prácticas se convierten entonces en una excusa para que las madres reflexionen sobre el
desarrollo de los niños, sobre su cultura y sobre su propia vida: los procesos de
inmigración del campo a la ciudad, las tomas en los barrios, los cambios en las
costumbres, etc.
Suponemos
que las madres deben utilizar cotidianamente con los niños, estas prácticas que resultan
significativas para ellos, para que puedan construir conocimiento y herramientas de
pensamiento a partir de la experiencia que de su ejecución o realización derivan; no se
trata de enseñar a los niños a clasificar, utilizando bloques lógicos como
dirían Pascual-Leone y Cole, de la praxis, los niños derivan la experiencia que les
permite aprender y desarrollarse.
Sin
embargo, la madre debe saber las herramientas de pensamiento que las prácticas
posibilitan; es este conocimiento socialmente compartido entre la madre y el niño, el que
permite enriquecer la simple experiencia de bailar, jugar, relatar.
¿Cómo
orientamos la reflexión de la madre comunitaria sobre las prácticas? ¿Cuál noción de
desarrollo utilizamos para ayudarlas a reflexionar a ellas, sobre su experiencia y sobre
su propia praxis? Las respuestas a estas preguntas son parte de nuestro problema. En todas
ellas interviene el concepto de desarrollo que manejamos y que ahora queremos evaluar.
Noción de desarrollo utilizada para la reflexión
El
análisis de las prácticas nos revela que, a través de las diferentes etapas del
Programa, manejamos una noción de desarrollo
espontáneo: suponemos que a partir de la interacción con los otros, realizando
actividades cotidianas y prácticas propias de la cultura de sus padres, los niños
construyen herramientas de pensamiento y de tipo social y afectivo que les permiten
enfrentarse, por lo menos con una mayor identidad, a la cultura donde crecen.
Noten
que no me refiero a la clasificación como herramienta que permite la construcción de
conocimiento científico, sino como herramienta que permite la elaboración de conceptos y
de capacidades fundamentales a la adaptación y a la supervivencia en cualquier cultura.
Suponemos
que a través de estas prácticas, de todos los días, los niños en cualquier cultura
desarrollan herramientas de pensamiento que les permiten organizar lo real y adaptarse a
las condiciones culturales y sociales en las cuales viven.
De
la misma manera consideramos que cualquier tipo de cultura es un intento de organización
de la realidad, de creación de teorías estables sobre la misma. Si esto es así, estos
instrumentos de conocimiento son necesarios en cualquier cultura.
En
cualquier escenario, ya sea jugando con otros niños a la orilla de un desagüe, o
sembrando con sus padres - el niño realiza actividades de las cuales deriva experiencias
significativas, que le permiten adaptarse a las demandas de su entorno.
No
se trata de subordinar el desarrollo de estas capacidades a procesos de desarrollo
lógico, al desarrollo de operaciones lógicas, sino encontrar en la actividad cotidiana y
en las prácticas propias de la cultura elementos que contribuyan al desarrollo de estos
procesos mentales superiores.
Ahora bien, aunque el objetivo final del Programa son los
niños, hasta el momento, la intervención ha estado centrada en las madres comunitarias;
a través de ellas llegamos a muchos niños. Esta consideración nos ha llevado
a introducir cambio e influir en las cuidadoras
y en los escenarios que rodean a los niños y a hacer seguimiento y evaluar los efectos de
nuestra intervención en unos y otros, más no hemos hecho seguimiento al niño.
Sin
embargo, ahora resulta necesario evaluar el efecto del cambio en los niños, obtener
indicadores observacionales que nos acerquen a su desarrollo en su contexto, en sus
comunidades: tanto urbanas como rurales.[3]
En
esta nueva etapa del Programa debemos abordar el cambio o desarrollo del niño; no podemos continuar señalando que las actividades
que impulsamos en el Programa genera cambio en ellos, sin estudiar en efecto tales cambio.
Hasta
ahora hemos observado al niño en las prácticas, jugando, relatando, bailando ¿Pero qué
tipo de cambios estamos logrando? Sin duda hemos
logrado que el nicho ecológico del hogar comunitario cambie, pero hasta que punto estas
condiciones nuevas y los aprendizajes que de ellas se derivan inciden en su desarrollo?
Efecto del programa en los niños
Como
profesionales nuestra reflexión sobre el niño está centrada fundamentalmente en
aspectos del desarrollo y ese es nuestro problema: buscar una perspectiva conceptual que
nos permita pensar al niño y su desarrollo como sujeto de esta intervención y poder
evaluar los efectos de la misma.
¿Qué
tipo de desarrollo nos interesa observar? Por supuesto el desarrollo producto de
prácticas culturales propias, realizadas en un contexto específico. Pero para esto
necesitamos encontrar o elaborar una concepción
de desarrollo que nos permita pensar en la cultura que les es propia y en los contextos
específicos, sin descuidar las herramientas de pensamiento y de socialización que
resultan indispensables para adaptarse a cualquier cultura.
Reconocemos
que la realidad impone restricciones al sujeto y posibilita desarrollos particulares a
cada cultura. El problema surge cuando estos desarrollos mantienen a los sujetos aislados
de la cultura dominante y por supuesto dependientes de ella.
Necesitamos
evaluar el desarrollo desde la perspectiva de instrumentos y herramientas universales de
pensamiento, que nos lleven a encontrar qué es los que les hace falta a estos niños para
enfrentarse a la educación formal y a través de ella, a la cultura dominante; por
supuesto, sin desconocer el contexto en el cual se desarrollan En este marco nos
formulamos las siguientes preguntas:
¿Podemos encontrar universales en el desarrollo, partiendo
de las prácticas de una cultura particular?
¿Qué diferencia hay entre desarrollo y aprendizaje?
¿Es posible evaluar el desarrollo adaptando las estructura
de las escalas usualmente utilizadas, a las prácticas y los contextos específicos?
Cómo
pueden darse cuenta, estamos en un momento de búsqueda y he pensado que este foro,
absolutamente privilegiado, puede contribuir a esta reflexión.
NOCIÓN DE DESARROLLO
Quiero
proponer tres problemas en relación con el concepto de desarrollo:
· Que se entiende por
desarrollo?
· Que diferencia hay
entre desarrollo y aprendizaje?
· La ideologización de
las nociones de desarrollo
En relación con la primera pregunta, Pascual-Leone proponen
dos nociones diferenciadas de desarrollo:
La primera, relativa
al desarrollo en sentido estricto, es decir, referido a la maduración o a la
equilibración de Piaget, o a constructos organísmicos similares, o al crecimiento de
algún tipo de capacidad de atención mental, o a la emergencia de etapas/niveles
cualitativos, cada vez más altos de procesamiento mental.
Si el desarrollo se entiende en sentido estricto, entonces desarrollo y aprendizaje,
se ven como codeterminantes del comportamiento y del desarrollo cognitivo, bajo formas
dinámicas, no-lineales.
La segunda
concepción, entiende el desarrollo en sentido amplio, convirtiendo esta noción en una
categoría supraordenada; que no se puede
reducir al constructivismo social, ni a la especificidad de dominio y que debe dar cuenta, tanto de las restricciones del desarrollo endógeno, como de las del aprendizaje.
La
mayoría de los teóricos estarían de acuerdo con este planteamiento. Sin embargo, hoy en
día, muchos investigadores consideran que las
restricciones o las predisposiciones innatas del desarrollo son primordialmente de dos
tipos:
1.
Específicas al dominio de conocimiento que se adquiere
2.
Específicas a los contextos en los cuales los niños se
desarrollan.
Esta
concepción simplifica la complejidad del aprendizaje involucrado y evita la
diferenciación y la dialéctica entre desarrollo propiamente dicho y aprendizaje.
Actualmente
en el Programa, podemos decir que los niños han aprendido a jugar, a contar cuentos, a
danzar; pero hasta que punto estos aprendizajes influyen en sus formas de funcionamiento,
en sus habilidades y modifica sus capacidades y posibilitan un cambio estable? Por ejemplo, ¿cómo diferenciar los aprendizajes
cotidianos de los cambios debidos al desarrollo? ¿Es que aprender a bailar y a compartir
con los otros contribuye al desarrollo o simplemente constituye un aprendizaje nuevo?
PROBLEMAS
IDEOLÓGICOS DE LA NOCIÓN DE DESARROLLO
Concepción
universal de desarrollo
Karmiloff-Smith se puede
considerar como una de las teóricas que trabaja desde la perspectiva de la especificidad
de dominio. Esta autora define los dominios en función de áreas de conocimientos.
Otro tipo de práctica
investigadora que adelanto me lleva a formular algunas preguntas a este tipo de teoría.
Mi especialidad es la psicología de la educación matemática; actualmente trabajo sobre
notación numérica en base diez. Con el propósito de obtener datos para establecer como
escriben los niños los numerales, realicé un dictado.
El análisis del dictado me
llevó a analizar las expresiones numéricas verbales que los niños escuchan desde una
perspectiva lingüística y las notaciones, desde una perspectiva matemática.
El
modelo de Redescripción Representacional de Karmiloff-Smith, un buen ejemplo
de los modelos que explicarían el desarrollo desde la perspectiva de formas de
funcionamiento universales, que se presentan en cualquier cultura - para analizar este
problema propone varios dominios:
· el de la matemática, que define el niño como
matemático;
· el del lenguaje, que define el niño como lingüista;
y,
· un microdominio, el de la escritura, que define el niño
como notador.
La
pregunta que el problema que manejo exige formular es: ¿desde cuál dominio analizo la
tarea y las dificultades de los niños? ¿Cómo integra el niño en la escritura de
numerales el conocimiento que se produce en cada uno de esos dominios?
Desarrollo
en contextos específicos
La
otra posibilidad es ubicarnos en la concepción del desarrollo en función de los
contextos específicos aceptando que la psicología evolutiva, forjada en Europa y
Norteamérica no puede reflejar con fidelidad el desarrollo de un niño en el tercer mundo
y adoptando la posición de Shweder quien señala que (1986, 1990) si las pautas de
conducta y las creencias varían, podríamos hablar de formas distintas de relación con
el mundo, de entenderlo e interpretarlo, que nos permite suponer procesos o organizaciones
cognitivas, afectivas y sociales diferentes para cada individuo, en las diferentes
culturas.
Entonces
¿Qué se entiende por desarrollo, desde la perspectiva de la psicología cultural? Desde
una perspectiva cultural, el desarrollo se define como el proceso de
apropiación de las herramientas propias de la cultura. Según esta definición,
el acceso que tenemos a la realidad es un proceso mediado por las herramientas propias de
la cultura y entre ellas, la más importante, el lenguaje.
Lalueza
señalaba en Cali, que lo que se procesa son símbolos que la cultura nos provee, por lo
tanto hay un proceso de interiorización de esos símbolos; formar parte de una cultura
significa estar nutrido por un determinado tipo de herramientas que son las que permiten
construir la mente.
No es
lo mismo formar parte de uno u otro grupo cultural, porque las herramientas que se
construyen son diferentes y median la relación con la realidad y la relación con
nosotros mismos: es la idea de la conciencia como un dialogo consigo mismo que surge a
través de las herramientas que hemos obtenido en el diálogo con los demás.
Esta
posición nos vuelve ubicar en el problema de la praxis y las creencias, en contextos
concretos, en el problema del desarrollo en función de la cultura, etcétera. ¿Pero es
que no existen constantes de desarrollo, a través de las culturas?
Como
Perinat señala, sería necesario distinguir entre las abstracciones universales y los
mitos que las representan. Las creencias son más míticas, más narrativas, más estados
del mundo, que abstracciones.
Es
más, investigadores en diferentes partes del mundo hemos identificado universales de
conducta que son indicadores de desarrollo. Por ejemplo, cuando en matemáticas al decir:
diez, un niño levanta el dedo índice de su mano, se puede inferir que ese
niño maneja el diez, como unidad compuesta. Este signo, levantar el dedo
índice al decir diez, lo hemos reportado investigadores de Estados Unidos, Japón, China,
Finlandia y yo he encontrado que niños en las escuelas de España y de mi país,
igualmente lo utilizan. ¿qué tiene que ver un niño japonés con los niños de las
barriadas colombianas? ¿por qué los dos utilizan el mismo gesto, independientemente de
la cultura que los rodea, para indicar uno que vale diez?
Podríamos hablar de
universales procesando diferente tipo de información, procesando información de culturas
diferentes. Por ejemplo el universal es la clasificación, pero no los contenidos que
debemos clasificar: los hombres primitivos la necesitan para distinguir las plantas que
alimentan de las que envenenan. Considero que son herramientas universales y inscritas en
nuestra herencia animal, imagínense un leopardo sin discriminar la presa que le conviene;
entonces me refiero a herramientas básicas que dotan la mente, fundamentales a la mente
animal y humana, incluido el símbolo, que es algo universal: cambian los tipos de
símbolos que el sujeto interioriza, como producto de este devenir histórico que ha
creado las condiciones particulares en las cuales vivimos actualmente.
Ahora
bien, lo que ahora sucede es que ese devenir histórico se convierte en formas de
señalamiento que permiten decir y decidir quienes
son los mejores y aunque esto es intolerable, pues así es. Desde otra óptica: yo tengo derecho a este tipo de conocimiento pero tú
que estas metido en la pobreza no tienes derecho a él, porque tu cultura no te habilita
para alcanzarlo; pero yo si lo poseo y lo utilizo como instrumento de dominación; eso es
intolerable, pero es lo que nos está pasando.
Pero,
¿cuáles serían entonces los universales desarrollo? El símbolo por supuesto porque es
compartido por todos, el lenguaje, el gesto, son universales y algunos procesos básicos
de conocimiento: como la clasificación, el orden, las correspondencias, la conservación,
las nociones de tiempo y espacio. No se puede negar que las nociones de tiempo y espacio
varían en relación con las culturas, pero todas las manejan.
Recuerdo
la primera vez que fui a Aguablanca y me encontré a los niños jugando en los caños, que
sirven de desagües; resulta que los caños son la vida de estos niños y resultan
escenarios que contribuyen al desarrollo, desde la perspectiva que lo manejamos en el
Programa, más que una guardería, en la cual los niños permanecen guardados para que no
les pase nada, porque en los caños hay ranas, cuanta inmundicia quieran pero un niño
distingue la rana de la inmundicia. Es un ambiente totalmente rico en plantas, ranas,
sabandijas que se tiran los unos a los otros y todo tipo de desechos que convierten en
juguetes.
Cuando
uno es capaz de verlos jugar y observa lo que efectivamente está sucediendo allí, desde
la perspectiva del niño, queda francamente sorprendido con lo que sucede y con la riqueza
de las experiencias que obtienen de este tipo de actividad. Lo mismo sucede con los juegos
en las calles, con las ventas en los mercados o en las calles.
Indiscutiblemente,
es necesario aprender a mirar a los niños como ellos son, en su propio contexto, esto es
una ganancia y una de las búsquedas en el Centro de Investigaciones donde trabajo, pero
si concebimos el desarrollo en situaciones de pauperización, ¿a que vamos a llamar
desarrollo infantil? ¿Cómo podemos distinguir el desarrollo de los aprendizajes propios
de esa cultura? Podemos llamar desarrollo a cualquier aprendizaje y entonces proponer al
estilo de Levine precocidades en función de las pautas culturales ¿pero de cara a la
cultura dominante que significan esos aprendizaje?
Si lo
situamos en un contexto ecológico, se trata del contacto con la vida cotidiana, de
aprendizajes de subsistencia de la naturaleza más primitiva que ni siquiera están
mediados por la cultura del asfalto. Sin embargo, estas precocidades algunas veces chocan
con las demandad que la lectura y la escritura establecen, medios que resultan
indispensables para enfrentar la cultura dominante.
Por
el contrario, se podrían proponer líneas generales de desarrollo como el desarrollo
motor, el desarrollo perceptivo y de la acción y del desarrollo intelectivo a través de
la acción.
Como
Perinat señala, es probable que encontremos diferencias notorias en materia de lenguaje.
Se podría suponer a la manera de Bernstein que se trata de códigos restringidos. No se
puede negar que todo el problema de dominación pasa por esta problemática. Sujetos
precoces en su cultura de origen, no son capaces de enfrentar a la cultura dominante y
menos de acceder a ella.
UNA PROPUESTA
Será posible trabajar el
desarrollo de capacidades universales, propios de la especie humana, desde la perspectiva
de los contenidos o dominios de conocimiento específicos a cada cultura?
En todos los contextos, en
todas las culturas los sujetos deben: establecer relaciones de semejanza y diferencia;
ordenar: establecer correspondencias, fuente de los trueques más primitivos; manejar
nociones de conservación y de tiempo y de espacio. ¿Cuales son los contenidos de estas
nociones en cada cultura?
Para finalizar quisiera
plantear y discutir algunas posibles estrategias que podrían ayudar a superar la
contradicción en que nos encontramos.
Una primera estrategia que llamaría la
psicométrica, exigiría evaluar el desarrollo a partir de escalas de desarrollo,
adaptándolas a las condiciones propias de cada cultura.
El
problema está en decidir si se utilizan escalas de desarrollo que describan los procesos
que las culturas posibilitan en los niños o intervenir con escalas que tienen referentes
más universalistas y que resulten adaptadas a los contextos. Las escalas puede resultar
pertinentes en la medida en que la psicología ha reconocido algunos hitos en el
desarrollo, de esta forma sabemos que los niños empiezan a andar mas o menos a cierta
edad, si esto falla, es indicador de que algo sucede. Las escalas nos podrían servir para
reconocer las diferencias de los niños a través de las culturas, inclusive entre los del
campo y los de la ciudad, diferencias que pueden ayudarnos a observar cómo se adaptan los
niño a estos escenarios diferenciados.
Para
adelantar esta estrategia, se podrían analizar las tareas que las escalas proponen,
identificar su estructura, establecer sus demandas e identificar prácticas en la
comunidad, que tienen la misma estructura y que nos permiten evaluar la misma capacidad,
pero que tienen en cuenta el contexto en el cual se han desarrollado. Así podríamos
señalar cuales prácticas específicas al contexto permiten evaluar cuales componentes
del desarrollo.
En
ese sentido el trabajo de mi compañera en esta aventura del conocimiento, Rebeca Puche,
sobre herramientas del pensamiento nos puede servir mucho más para acercarnos a la
especificidad de los contextos, que las teorías generales de desarrollo. Lo que ella
propone son herramientas de pensamiento, tipos de operaciones como la inferencia, la
clasificación, la experimentación, las hipótesis - que permiten precisar el
funcionamiento de la actividad racional entre los 2 y los 6 años, inferir la comprensión
que los niños alcanzan de los fenómenos y del mundo que los rodea y entender su
desempeño al resolver un problema o realizar una actividad cualquiera.
El
problema surge en los instrumentos que la psicología utiliza para entender la manera como
el niño utiliza las herramientas de pensamiento y la ubicación del niño en niveles o
estadios de desarrollo en función de la ausencia o posesión de la herramienta en
cuestión y no de la búsqueda de cómo evoluciona como se transforma a medida que cada
niño en cada cultura avanza en su desarrollo.
Una
propuesta de este tipo, podría proponerle a los niños resolver tareas o situaciones que
exijan la resolución de problemas relativos a contenidos de la vida cotidiana, que no
necesariamente giren alrededor de lo científico, sino de la solución de situaciones más
cotidianas; esta modalidad de trabajo define uno de los caminos a seguir.
Una
segunda estrategia, que llamo contextualista, consiste en partir de las prácticas propias
de cada cultura y analizar las herramientas lógicas que su utilización exige.
Este es el tipo de análisis que hemos empleado en las investigaciones que estudiantes de
la Maestría en Psicología, de la Universidad del Valle, adelantan. Por ejemplo, en una
tesina, la manipulación de creencias desde una perspectiva lógica, es analizada. Para
esto se trabaja la inferencia en los juegos de ocultar encontrar: en el rol de guardador
se destacan las estrategias de manipulación de creencias, pero en el de buscador, se
parte de una serie de signos e indicios para inferir quien tiene el objeto escondido. Este
tipo de análisis aporta datos sobre el tipo de pensamiento que los niños ponen en
funcionamiento al jugar. Igualmente se podría trabajar la utilización de la inferencia
en la solución de problemas cotidianos.
Otra
modalidad consiste en analizar las prácticas desde la cognición, pero adoptando una
perspectiva más social. Por ejemplo, actualmente se investiga la manera como los niños
utilizan estrategias de farsa en el juego, desde la perspectiva de las capacidades
cognitivas de carácter interpersonal que ponen en funcionamiento.
Sin
embargo, para adelantar esta perspectiva y lograr establecer los desarrollos que las
prácticas posibilitan deberíamos hacer múltiples investigaciones en contextos
diferenciados, encontrando prácticas o actividades que presenten estructuras similares y
que nos permitan comparar la manera como los niños las enfrentan en cada una de las
culturas en la cual se estudian y los cambios estables que ellas posibilitan.
La
tercera estrategia, que denomino interaccionista consiste en observar cómo intenta la
madre compartir significados con el niño.
Por ejemplo, Sadurni, en la Universidad de Girona, ha reportado que algunas madres, cuando
juegan con sus hijos, se sitúan en un nivel manipulativo simple; por ejemplo, al jugar
con cubos, sacan, ponen y arman torres con ellos; otras en cambio, saltan hacia un juego
funcional y manejan significados más complejos; sin embargo, igualmente encuentra que
muchas nunca dan ese salto y permanecen en el juego muy simple; en este escenario resulta
muy difícil desarrollar herramientas mentales superiores.
Desde
esta perspectiva podemos entonces mirar a la madre comunitaria durante la interacción con
el niño y preguntarnos si interviene constantemente en la acción del niño y que tipo de
interacción posibilita.
Sin
embargo, esta estrategia no nos permite evaluar el desarrollo que los niños logran con
uno y otro tipo de interacción. Porque hay mucha diferencia entre una mamá que siempre
esté limitada al aquí y al ahora a una que haga preguntas en las cuales vincule
sentimientos, intenciones a través de acciones.
Hasta
el momento no hemos encontrado una escala de desarrollo que permita evaluar conjuntamente
al niño y a la madre, en interacción; por esta razón sería necesario recurrir a la
observación. Esta fue una de las conclusiones a las que llegamos con Lalueza en Cali, y
es un compromiso del equipo de Cali afinar instrumentos que nos permitan acercarnos a la
interacción del adulto con el niño.
Estas
inquietudes surgen en el contexto de una práctica, en un sector marginal de un país
tercermundista. Como pueden ver sólo tengo preguntas y muy pocas respuestas y alguna que
otra alternativa aún incoherente hacia donde seguir. Ojalá algunas de estas preguntas
sea asumida por uno o varios de los estudiantes de este doctorado y conjuntamente
continuemos avanzando en la solución del cúmulo de contradicciones que una práctica de
este tipo suscita.
Muchas
Gracias.
[1] Centro de Investigaciones en Psicología, Cognición y Cultura, Universidad del Valle, Cali, Colombia
morozco@mafalda.univalle.edu.co
[2] Auspiciado por el Programa Barcelona Solidaria del Ayuntamiento de Barcelona, a través del Instituto Municipal de Educación de Barcelona (IMEB).
[3] El Programa actualmente se desarrolla en comunidades rurales localizadas al sur de la ciudad de Cali.