Carlos Keller
El ideólogo del Nacismo Chileno
Por Alexis López Tapia
Carlos Keller Rueff es, sin lugar a duda
alguna, el Nacional Socialista de mayor importancia para la historia de
Chile.
Su aporte a la política, la economía, la
cultura, la antropología, la filosofía, la agricultura, la estadística, la
geografía, la geopolítica y la historia nacional es verdaderamente
monumental.
Injustamente olvidado por toda la generación
que le conoció en vida, menospreciado por algunos literatos de mala
memoria histórica, el Movimiento Socialista Nacional, Patria Nueva
Sociedad, ha realizado una obra de rescate de su obra y de su memoria,
que nos ha llevado a crear el Centro de Estudios Políticos y Sociales,
Carlos Keller, que reunirá, preservará, difundirá y proyectará su
legado para la generación del Siglo XXI.
Para nosotros ha sido un verdadero honor el
haber encontrado con vida a su señora Viuda, la poetisa doña Eliana
Figueroa Márquez, quien nos ha proporcionado materiales y antecedentes
absolutamente inéditos de Carlos Keller, y que nos honró con su presencia
en la Fundación del Centro, el pasado 5 de Septiembre del 2002.
El trabajo de recopilación de su obra ha
sido muy difícil. Son más de doscientos textos repartidos en diversas
publicaciones, revistas, libros, ensayos, separatas y tomos, que no se
encuentran con facilidad ni en las Bibliotecas Públicas, y menos aún en
librerías. Pero ha sido un trabajo emocionante, porque con cada obra que
hemos logrado rescatar, nuestra admiración por Keller ha crecido en forma
paralela.
Se trata de una obra de contundente
profundidad, tanto por la erudición que delata en cada una de sus páginas,
como por la profundidad, claridad y rigurosidad del análisis que llega a
sorprender por su capacidad predictiva, cuando se refiere a los aspectos
trascendentales de la Política nacional.
Keller logró conocer Chile como quizá nadie
lo ha vuelto a hacer. No sólo por su labor de Estadístico, a cargo de la
Oficina Nacional del Censo, sino porque personalmente recorrió casi
cada rincón del país, y fue capaz de aplicar una mirada científica,
humanista, antropológica, sociológica y política a cada Provincia de la
Nación.
Es quizá por ello que cuando uno lee su
obra, no puede dejar de sentir que está leyendo algo fundamentalmente
“vivo”, algo que sigue siendo completamente actual, aunque se haya escrito
en la década de los ’30, ’40 o ’50.
Pero es fundamentalmente en el plano
ideológico, donde Keller adquiere su mayor significancia para las actuales
generaciones: él fue capaz de transcribir, de recrear y adaptar, el enorme
acervo de la alta cultura alemana de inicios del Siglo XX, con la
capacidad de transformarla en algo completamente propio de la realidad de
Chile.
Keller es un Socialista Nacional, no por la
influencia que en él haya tenido su formación en Alemania: lo es por la
capacidad de comprender que Chile requería –y requiere-, cierto tipo de
transformaciones sociales, culturales, políticas y económicas para lograr
definitivamente trascender sus limitaciones materiales históricas.
Él no
está de acuerdo con los criterios raciales que el Nacional Socialismo
alemán aplicó en su propia definición ideológica. Será uno de los primeros
en criticar ese materialismo que ha simplificado el fenómeno social,
reduciéndolo a una “lucha de razas”, propia de los sistemas dialécticos y
no del pensamiento basado en el Espíritu, en el Logos.
Pero tampoco reniega de la importancia de la
raza en la conformación de la Cultura Nacional, y por ello, dedicará gran
parte de su obra a revisar la importancia e influencia aborigen en la
generación de la Cultura Chilena. Se nota su admiración por el pueblo
Mapuche, incluso cuando le critica algunos aspectos. Se nota su interés en
las culturas nortinas, especialmente la Atacameña, a la que asigna incluso
la capacidad de haber influido más profundamente que la Incásica en el
país.
Por otra parte, su comprensión del fenómeno
económico le impulsa a generar una verdadera propuesta de desarrollo
nacional. Una propuesta que ha estado durmiendo en las estanterías de la
Biblioteca del Congreso Nacional durante los últimos 30 años. Se trata de
la “Enciclopedia de Chile”, uno de cuyos capítulos –de más de 400
páginas-, alcanzó a ser publicado bajo el título de “El Departamento de
Arica”, primer volumen del “Censo Económico Nacional”, que debería ser
leído atentamente por los ariqueños que hasta hoy no logran la prosperidad
económica que merecen.
Ligado a esa visión, está su profundo
conocimiento de la Agricultura, que él mismo desarrollará en los pequeños
predios particulares que explotó, así como en la Administración de los
Fundos de la Junta Nacional de Beneficencia, que –pésimamente
administrados- sólo arrojaban pérdidas para el Estado, y que bajo su
influencia, en sólo 1 año entre 1953 y 1954, logran obtener utilidades 5
veces superiores a las que habían tenido históricamente.
Por ello, hay que leer a Keller, y hay que
leerlo con mayor razón hoy, en que el país ha hipotecado su agricultura
con la próxima aprobación del “Tratado de Libre Comercio” con Estados
Unidos.
El pensamiento económico de Keller puede
resumirse en tres simples propuestas para el Estado:
1º Encauzar el conjunto de la economía
conforme a las necesidades de la colectividad, asegurando el mayor
bienestar realizable con los medios que se dispone.
2º Supliendo la iniciativa particular
donde esta fuera insuficiente.
3º Restableciendo la libre competencia en
aquellas áreas donde hubiera sido eliminada por los monopolios.
¿Es esto un modelo “socialista” al estilo
Soviético? ¿O un modelo de Libre Mercado al estilo neoliberal?...
No. Esta es la síntesis de un Modelo
Socialista Nacional. De un modelo económico pragmático y desideologizado.
De un modelo que comprende al Estado como un ordenador, un generador y a
la vez receptor de la demanda social expresada por la evolución económica
de la Nación, y que paralelamente proporciona toda las garantías para el
desarrollo de la iniciativa privada en el marco del bien común.
Es, en síntesis, un Modelo de Trabajo y
Propiedad. Un modelo de Hombres Libres en un Estado Soberano. Un modelo
que no es ninguna utopía, ningún “sueño”, sino algo fundamentalmente
posible, viable, realizable.
Cuando Chile se enfrenta al desafío del
Siglo XXI, de la “globalización”, del “mundialismo”, Carlos Keller es una
guía que ilumina el camino de la actual generación Socialista Nacional,
por el bien de Chile y de todos los Chilenos.
Por eso, con orgullo y admiración, hemos
rescatado su legado.