LA ARGENTINA PESIFICADA POR LA BONAERENSE POLITICA

 

La fecha del 11 de septiembre de 2001 nos marca a toda la humanidad como referencia de la locura indiscriminada atada de fundamentalismo religioso en búsqueda de encontrar un ideal difícilmente alcanzado por el solo hecho de destruir miles de vidas humanas. Sucedió en Nueva York, cuna del capitalismo, como lo sufrimos en Buenos Aires en el atentado a la Embajada de Israel en 1992 y el 18 de julio de 1994 en la masacre de la A.M.I.A.

 

A pesar de la geopolítica y las grandes (y lamentables) diferencias entre nuestro nivel de vida y el primer mundo desarrollado, el crimen organizado logra disgregar el factor humano de la convivencia civilizada entre los hombres de buena voluntad como expresa nuestro preámbulo constitucional.

 

La Argentina soporta la sinrazón como gobierno, la violencia, el atraco, el secuestro y el pánico como factor común de ruptura del tejido social. Todos desconfiamos de todos. Nos tememos mutuamente porque la paranoia garantista de los derechos de los delincuentes priva sobre los derechos humanos de la gente. La civilización está perdiendo la batalla contra la barbarie. Esa misma barbarie que logró derrocar un débil presidente constitucional como Fernando De la Rúa enancada en la incredulidad de la gente común que veía expoliado su derecho de propiedad del ahorro –factor primario de la confianza para el crecimiento- merced a medidas restrictivas que durarían sólo noventa (90) días. Nadie podrá aseverar qué hubiera sucedido si el gobierno elegido por el pueblo hubiera llegado el 3 de marzo de 2002, fecha de cumplimiento para la devolución de los depósitos.

 

Sin dudas el lobbie empresario-político era sobreabundante y "el fragote civil-revolucionario" había comenzado antes de las elecciones legislativas del 14 de octubre de 2001. Ya en el primer trimestre de ese año se hablaba de "la gran Viola" –operativo destinado a hacer renunciar al Presidente constitucional y convocar a una Asamblea Legislativa que antes de fin de año elegiría otro presidente-. Mi amistad y confianza con el periodista Alberto Valdéz me llevaron a conocer el plan, que ni bien le comuniqué al Presidente De la Rúa fue desestimado por inexistente y falto de lógica. Lamentablemente el tiempo le dio la razón a mi amigo Valdéz y los hechos se precipitaron como todos conocemos. La única diferencia del enfoque era que el destinado a ser electo presidente por la Asamblea Legislativa era Carlos Federico Ruckauf.

 

Pero tanto uno de los mentores de "la gran Viola", como el predicador mágico de Adolfo Rodríguez Sáa, seguramente futuro presidente de la Nación Argentina merced a nuestra propia ignorancia y falta de memoria, fueron presa fácil de "la bonaerense política" y cayeron en los brazos de dos senadores (Duhalde y Alfonsín), hacedores ideológicos del pacto de Olivos II. Así cumplieron sus deseos por encima de la estabilidad monetaria defendida por el pueblo trabajador y satisficieron las premisas de la Unión Industrial de Ignacio de Mendiguren y otros grandes grupos económicos beneficiados con la pesificación asimétrica instaurada por el ex fracasado gobernador bonaerense, hoy a cargo de la Presidencia de la Nación, destruyeron el poder adquisitivo de quienes tenemos la suerte de ser asalariados como la confiabilidad en una moneda estable por una década (hecho inusual en la Argentina). Ni hablar del sistema financiero, la posibilidad de acceder al crédito ala vivienda, al automóvil o al electrodoméstico. Volvieron a triunfar los poderosos, aquellos no necesitan del crédito como mejora no dineraria y que cambiando sus dólares sobrevaluados viven en Belindia (con la calidad de Bélgica y la pobreza de la India).

 

 

Como lo expone la consultora Exante "Lamentablemente, el actual gobierno partió de un error de diagnóstico y comenzó mal su recorrido. Se basó en que el problema era de "competitividad" cuando las exportaciones son sólo el 10% de la demanda de producción de bienes y servicios de la economía del país - el único sector que mostró crecimiento durante el último año-, mientras que los que dependían de la demanda interna (el otro 90%) se hacían pedazos".

 

 

El gobierno, por así decirlo, del Senador–Presidente Duhalde supuso que la caída en la circulación monetaria era fruto de la salida de capitales y que ello quitaba capacidad de compra a los argentinos, por lo que había que "pintar más papel" (emitir sin respaldo) para que la gente pudiera comprar.

 

Olvidó la "bonaerense política" nuestra sana costumbre de estabilidad, moneda sana, acceso a la mejora no dineraria llamada crédito y-fundamentalmente- poder previsionar el futuro de nuestras familias. Eliminó la ley de convertibilidad cuando más del 70% de los habitantes quería sostenerla y existían más de 80% de divisas disponibles en el B.C.R.A. para respaldar el total de sus pasivos financieros, lo que le aseguraba contrarrestar una eventual corrida cambiaria.

 

Es una falacia decir, como lo hace Duhalde, que los deudores en dólares nos beneficiamos con la pesificación asimétrica, ya que nuestros bienes inmuebles y muebles registrables vieron disminuido su valor en dólares en la misma proporción devaluacionista. Ninguna macrodevaluación desprolija y escatológica como la del ex Intendente de Lomas de Zamora y dos veces quebrador (gobernador) de la provincia más rica de la Argentina puede beneficiar a la gran masa asalariada; sólo puede -y por ende lo hace- efectos devastadores sobre los niveles de consumo y empleo.

 

¿Qué beneficios puede lograr el productor de bienes transables en vender sus productos en el alicaído mercado interno a un valor tres veces y medio inferior a su capacidad exportable? ¿Cuál es la consecuencia inmediata?...El desabastecimiento o encarecimiento sideral de esos productos y la caída del poder de compra de los salarios. Sólo en el primer semestre de este tristemente inolvidable 2002, los precios de la canasta familiar, según trabajos de entidades de consumidores, aumentaron un 84%. A pesar de la devaluación asimétrica bonaerense, las exportaciones en dicho semestre cayeron en promedio un 13% respecto de 2001…Y eso que todavía no comenzamos a producir "las porquerías" que Duhalde y De Mendiguren propendieron con sus medidas cercanas a la barbarie y muy lejanas de la civilización. Esas "porquerías" como los insumos médicos, materiales de alta complejidad, artículos informáticos, etc, etc. tardaremos generaciones en poder producirlos con calidad y precios competitivos.

 

La historia juzgará a este gobierno como el "período de Hood Robin", quien les quitó a los pobres para transferir ganancias a los más ricos. Debería avergonzarles a los responsables del poder político la nota aparecida en el periódico catalán "la Vanguardia" de fecha 23-08-02, que reprodujo los titulares de los nuestros. "La pobreza argentina deja sin acceso a los alimentos básicos a 7 de cada 10 niños" titula el diario español, basándose en datos del I.N.D.E.C. al decir que el 53% de los argentinos (19.000.000 de seres humanos) viven en la pobreza y que debido a la enorme caída en los ingresos en el último año se añadieron a la población de nuevos pobres 6.150.000 habitantes, el total de la población de Cataluña. Sigue diciendo "La Vanguardia" que la economía argentina genera 16.865 pobres por día, 702 por hora o 12 por minuto. El informe oficial destaca además el fuerte incremento de la indigencia, que se duplicó en apenas 12 meses. Así, se agregaron 4.500.000 de nuevo indigentes, a raíz de 12.300 nuevos por día.

 

Respecto del Producto Bruto Interno per cápita, si se calcula "punta a punta" en la serie, su variación entre 1950 y 2002 ha sido del 30,5%, lo que equivale a una tasa acumulativa anual del 0,5%, un crecimiento asimilable a cualquier país africano.

 

A fines de no sobreabundar en datos deseo culminar con lo aparecido en el diario "El Tribuno" de nuestra provincia de Salta el 10 de septiembre de 2002 bajo el título "La economía cayó el triple de lo previsto para el año"; sólo en los primeros siete meses de 2002, se duplicó la "inflación oficial" al ¿30%? … y la emisión monetaria no cumplió sus metas presupuestarias ya que en sólo siete meses se emitieron 2.622 millones de los 2.949 previstos para todo el año como déficit fiscal de las cuentas públicas.

 

Si una República que se precie de tal no logra que su moneda como valor de cambio recupere la confianza, que la gente valore, respete, confíe y use un sistema bancario saneado y estable; que lo único que pueda cambiar de un día al otro es el clima, que no sea apetecible y desesperante cubrirse en una moneda foránea para proteger sus ahorros, que hayan tenido la suerte de no caer en la confiscación del "corralón" ideado por el ex chofer del octogenario Antonio Cafiero, el ex Ministro de Economía Jorge Remes Lenicov, podrá evitar que la única salida sea Ezeiza.

 

Dicen que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen y lamentablemente algo de verdad existe.

Conferencia brindada en la Fundación "Julián Sancerni Giménez" por su presidente, Dr. Humberto Bonanata el 11 de septiembre de 2002.