Gimnasia prerrevolucionaria

Aunque el hombre sea por naturaleza un animal de costumbre, nunca podremos asimilarnos a las costumbres de los animales. Y de la falta de acostumbramiento al hartazgo existe una delgada franja que limita la convivencia social con el enfrentamiento.

La jornada piquetera del viernes no fue un llamado hacia nosotros que lo máximo que hicimos es cansarnos de insultarlos. Fue una demostración de la neoguerrila urbana comandada por Castells y su banda frente al nuevo ejército nacional y popular comandado por el oficialista Luis D’elía, que se prepara sigilosa aunque ininterrumpidamente, como brazo combativo ante una “supuesta conspiración popular” que, mucho más enfrentada que el 19 de diciembre de 2001, podría marchar para exigir su renuncia y la continuidad constitucional a través del Vicepresidente Daniel Scioli.

A tono tragicómico, Enrique “Coti” Nosiglia debió suspender en festejo de su cumpleaños en el Hotel Elevage junto a treinta amigos cuando se enteraron que “Pravda 12” había cumplido con la encomienda de Verbitsky; distorsionar una simple reunión cual si fuera realizada en 1955 en los sótanos de la Iglesia del Socorro.

La demostración paranoica del “enemigo fantasma” convierte al “hombre del 22%” en un perseguidor-perseguido. Pierde su tiempo de planificar inversiones externas bajo sólidas reglas del respeto al estado de derecho. Conoce a Duhalde y su tropa y respeta el proverbio “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”.

Jura que no será un nuevo De la Rúa y que D’Elía y su tropa de marginales bajo conchabo oficial ofrecerán su vida por la revolución en marcha desde el 25 de mayo de 2003. Reconoce entre sus íntimos como un error político de gravedad para su futuro haber nombrado Raúl Eugenio Zaffaroni y Elena Highton de Nolasco como Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Al margen de las diferencias ideológicas que podamos tener con Zaffaroni, éste no es un jurista de dejarse redactar sus fallos: aplica e impone sus conocimientos con fuerte personalidad. Y más temprano que tarde llegará a la Corte el “Caso Conarpesa” y la denuncia de malversación agravada de fondos públicos por el “extravío” de los fondos de la Provincia de Santa Cruz, gran parte de ellos recibidos en regalías por la venta de Y.P.F. que él apoyó sin reservas políticas cuando gobernaba su feudo sin soñar que ocuparía el sillón de Rivadavia.

Dijimos en anteriores editoriales que el peor enemigo de Kirchner es él mismo, con su resentimiento y búsqueda constante de nuevos y cambiantes enemigos. Para ello, el dueto “los Fernández” le sirve como voceros del pensamiento de Bonasso y Verbistsky que él no puede pronunciar, aunque en repetidas oportunidades ha demostrado su feroz enfrentamiento con Duhalde que luego sus cortesanos se encargan en desmentir. El miedo lo vence y lo hace disparar hacia delante, cercano al precipicio.

La pelea por la coparticipación federal de la provincia más rica y con más pobres del país sirve como concausa similar a la “invasión polaca a Alemania” que motivó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939. “La abuela ha muerto” fue la consigna que llevó al mundo de entonces a la mayor conflagración de la historia….

Y la abuela, lamentablemente agoniza. Nadie sabe a ciencia cierta cuándo y cómo morirá, pero todos presagian el triste final.

Su apartamiento del justicialismo histórico, la creación de un subloque en la Cámara de Diputados para enfrentar a los bonaerenses de pura sangre, la ignorancia manifiesta y artera hacia los partidos de la oposición al acusarlos de corporaciones, el desmembramiento de las fuerzas de seguridad con el fin de bajar su potencia preventiva y represiva al sólo efecto de mantener el orden ciudadano, no son buenas medicinas para salvar a la abuela.

En sólo dos años se pagaron en concepto de rescates, oficialmente denunciados, en la Argentina la suma de $11.720.000.- Esa no es una cifra económica. Es el síntoma del Estado ausente que deja librado al azar el diario regreso a casa “sin novedad”.

El rotundo fracaso del F.B.I. de Gustavo “Caín” Béliz lo acerca al final de su carrera política, a pesar de haber recibido las “treinta monedas” para vender su alma al mejor postor. El propio “Opus Dei” ha iniciado un ostensible apartamiento de su miembro activo para no quedar manchado sin culpa propia.

Ese mismo Ministro de Seguridad y Justicia que semanas antes de comenzar el juicio oral contra María Julia Alsogaray le llevaba la grata noticia a su nuevo patrón de los tres años de prisión que recibiría la “precondenada” por el Tribunal Oral kirchneriano.

Quien haya logrado leer la sentencia completa comprenderá que quien esto escribe tuvo acceso bajo reserva de fuente periodística a esta connivencia ejecutiva-judicial que encuadra jurídicamente en la figura de prevaricato agravado contra Béliz y los jueces que cumplieron órdenes. El decir en el fallo que la “precondenada” no podía desconocer el origen ilícito de los fondos reservados, autorizados por ley secreta 18.032, por su alto grado cultural, político y “por su estirpe” marca una abierta violación a los postulados del Tratado de San José de Costa Rica.

Si existiera justicia en la Argentina debería un fiscal de oficio investigar esta denuncia violatoria del debido proceso y de los bien amados derechos humanos para unos pocos.

La mentira daña pero muere y se lleva consigo a quien la ha lanzado. En veinte años de democracia nunca se ha avasallado el estado de derecho como en estos trece meses de gestión revanchista.

Pero como decía el conjunto de rock nacional “Vox Dei” en “su recordada Biblia” durante la década del setenta: “Todo tiene un final, todo termina”.

Y lo único que prevalece es la verdad. Que así sea.



Humberto Bonanata


Buenos Aires, Junio 20 de 2004