ISSN 1697-6606
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Artículos
1.- Idea – Capacidad – Necesidad.
Seguramente alguna vez habremos oído la siguiente frase atribuida a la sabiduría popular china: la caminata más larga comienza con el primer paso. En efecto, el proceso de creación de una empresa es una larga caminata, jalonada a su vez, de innumerables dificultades. Pero no es la longitud el elemento que se quiere resaltar en esta frase tan sugerente, sino el hecho de ponerse “manos a la obra”. Pues bien, en toda iniciativa microempresarial el primer paso podría formularse como un “triángulo virtuoso”: idea-capacidad-necesidad.
La idea puede considerarse como un conocimiento valioso. Nos encontramos en un mundo saturado de información. La información es un recurso. La información relevante que brinda una oportunidad es un recurso escaso. Muchos, y cada vez más, tienen acceso a esta información relevante a pesar de la exclusión tecnológica de las personas que todavía no tienen la formación o los medios imprescindibles. Unos pocos tienen acceso a la información que trasluce una oportunidad (aunque también se están proliferando los llamados “bancos de ideas” como el desarrollado por el Instituto Municipal de Formación y Empleo de Granada www.imfegranada.es, o el recientemente inaugurado para emprendedores en Madrid www.redcomun.org). Y de ellos, sólo unos cuantos transforman esta oportunidad en acción, en la realidad material -o incluso virtual- que requiere todo negocio. Esta lógica está presente para todos los niveles de la población, también para los sectores "protagonistas" de la exclusión (mayores de 45 años, inmigrantes, mujeres, discapacitados, parados de larga duración) pero el esfuerzo necesario dada la limitada disponibilidad de fuentes financieras es aún mayor. Es lo que podríamos denominar como exclusión financiera o dificultad para endeudarse.
Una lectura de esta lógica -desesperanzadora sin duda desde la perspectiva de la supervivencia económica- no ofrece una valoración real de esta situación de los emprendedores. Lo "material" se encuentra ciertamente concentrado y mal distribuido, pero lo "inmaterial" -o lo que la perspectiva de recursos humanos denomina como competencias psicológicas- tales como la iniciativa, el esfuerzo, el tesón, o la capacidad de reacción ante los fracasos- se encuentra distribuido de manera dispersa e incluso podríamos afirmar que no distingue de clases sociales...Es más, en la medida que el contexto de una persona se torna muy favorable esta capacidad va paulatinamente debilitándose. Por eso, en mi contacto con entidades empresariales cuyo punto de partida ha sido una situación de exclusión he oído en muchas ocasiones de boca de emprendedores y emprendedoras sociales la siguiente expresión: nuestra experiencia es hija de la necesidad. Luego si tenemos a alguien con una buena idea junto con una necesidad y cierta capacidad de aguante suficiente para ir aprendiendo, ya tenemos como dice el adagio chino "el primer paso".
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